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Ecopsycología

Renacer

Se acerca el comienzo de la Primavera, llega anunciando el equilibrio de fuerzas entre lo masculino y femenino en todo lo que vive y que vibra; y es cuando se celebra la armonía que existe en el “pasaje” de estaciones –tanto las de calendario, como las vitales propias y colectivas- en el tránsito de la noche al día y al formar parte del ciclo en este multiverso como en un ritual extendido.

Esta estación invita a salir de la introspección en que nos sumimos en invierno y darnos la posibilidad de florecer y despertar al intuitivo instinto primitivo y salvaje que forma parte de la afanosa búsqueda por renovarse a sí mismo… de ser humanos. Despertar a la consciencia de la vida, como un  momentum de salto energético en que -junto- la tierra toda florece y renace lo dormido.Hablo de  la llegada de un flujo de energía que permite ver con nuevos ojos el mundo que nos rodea y atraviesa; como también la oportunidad de acercarse a  beber en nuevas fuentes y de ser creativos para lanzarnos al mundo, apasionados y determinados, con la fuerza de quien está renaciendo. Los Abuelos, nuestros antepasados representaban los momentos de Equinoccios y Solsticios pues sabían que era lo mínimo que se debía hacer para alabar, sintonizar la intención con el Gran Espíritu y tener en cuenta a la Madre Tierra y sus ciclos, reconocer la importancia de este devenir para la vida de todos los seres que habitan esta espacio nave, nuestra casa llamada Tierra, Gea, Gaia… la casa grande y en ella nuestros propios ciclos.Por eso está bueno celebrar, darnos a la vida y embarazarse junto con la Tierra de esperanza como nuestro corazón lo disponga en tanto sea con unción y respeto a todo lo creado y a todas las creaturas que nos rodean. Está bueno, también,  poder juntarse y comunitariamente dar cuenta de la celebración a la nueva luz que propicia un nuevo despertar y la oportunidad de vivenciar una nueva armonía en movimiento. El despertar del invierno que llevó a cada uno a recogerse en sí mismo, con esta nueva energía nos  invoca y convoca para lanzarnos a la experiencia y devenir comunitario, con los dones de cada uno… florecer en el Gran Jardín. Creo un buen momento, para sanar las heridas unos a otros con caricias, miradas y una escucha atenta que desde el corazón aliente a reconocer en cada uno de nosotros toda la creación que pugna por darse a luz. Ser parte de ella, ser ella misma en cada salto. Es mi deseo que en este nuevo Equinoccio que se aproxima, cada uno encuentre su lugar en este Círculo Sagrado de la Vida y pueda danzar desde lo cotidiano lo sagrado que en todos vibra y junto a otros reconocerse.Los abrazo en y desde mi corazón.¡Mitakuye Oyasin!

wamani kunturi lokni

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