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Ecopsycología

Manifiesto Nómade

Por wamani kunturi lokni 

Desde hace tiempos inmemorables la humanidad transita una cierta continuidad de Kairos y no siempre se da cuenta de ello, muchas veces se toma la necesaria manía que  lo que se vive es terminal. Por eso muchas veces es llamado desde el centro del cerebro reptiloide el mandril aporreante de ideas, que respondiendo, pone “orden y cordura”. Permítanme decirles que esto estimula mi andar rebelando estados, revelando senderos que permiten mi respirar, este escrito trata de eso

…trata de reconocernos sujetos en posibilidades de realizarse y realizar a semejantes.

Reconocernos sujetos productores tanto como producidos, en estos tiempos de fragmentación y de  movidas varias se me hace materia urgente el hacer, re-hacer espacios donde se pueda dar el pasaje de ser un simple espectador al de “héroe de la novela” ¡¡de nuestra vida!!

Para andar por este paseo es interesante tenernos en cuenta, participando en donde sea posible con el decir, la presencia, en sentir, pidiendo la palabra, escuchando y permitirse escucharse en tanto haciendo espacio y reconociendo otros tantos que en plena interacción permiten combinar colores y formas entramando lo distinto en agenciamientos sensoriales propiciatorios a nuevas formas de entender esto que nos sucede que nos toma y llamamos realidad.

 

En este intento de ser productor, construirse, construir-haciendo en dimensiones compartidas más allá de fronteras e idiomas dejaremos esa costumbre de linealidades polares. Mas despacito, como quien sigue el relato-susurro de Tata Inti y se deja llevar por el cantar de Mama Killari, trenzando redes permitirnos reacomodar el andar en espiral.

Dejarnos fluir Nómades. Ser Nómades entre tornados y granizos, entre praderas y montañas, entre ciudades y soledades azoicas.

Como para que de esta manera de “ser Nómade”, saber donde dejar sacar raíces, esperar y agitar las hojas y dejarnos volar por el aire, descubriendo que la luz llega con el amanecer, que el cielo, la tierra, el mar tienen colores olernos en los aromas.

También aprender a seguir el camino del peregrino y extranjero agradeciendo esta suerte de voluntad de poder mirar lo de arriba, lo de abajo y también los costados de todas las cosas y sus mundos y dimensiones…, incluidas los andares de otros, las flores los techos y las mariposas en continuo cambio.

Ser Nómade permite reconocer miedos y prepararnos para la noche oscura del alma marcada por relojes. También saber llorar si las aguas se desbordan de los mares del alma y permitirnos llorar con mares prestados

–pues son las mismas aguas que nos bañan y nos acarician los pies. 

Ayy!! Suerte de Nómade esta la de dejarme hamacar por la copa de los árboles, y acariciado del aire enamorarme de las estrellas que en espejados otros mis ojos brillan.

Enamorado del aire ando, paseado por la Luz de La Luna toda regorda de Sol, así, dejo sentar en mi falda a estos hijos contando historias de Jaguares que hablan y se dejan tomar en silenciosos estados de éxtasis donde las plantas y sus flores arrullan ensueños.

 

Pero también ser un Nómade es dejar que el Arco Iris sople en mi frente su polvo de estrellas, para de esta manera reconocer sonidos llamando a otro orden posible.

 

He sabido que un Nómade puede llegar a salir a pescar, lo he visto con mis ojos. He visto como tejen redes con la vista, con las manos, con caricias desde antes de todo nacimiento…, hasta el más allá.

He tocado esas redes, me han acariciado y enredado descubro sangre en movimiento y descubro que estas redes no atrapan pero. Ante todo liberan.

No ahogan en cubículos deportados de toda relación.

Y descubro que tod@s somos Nómades mas no siempre deseamos asumir esa condición, es por eso que algunos intentan en otras tierras cortadas por mapas y fronteras dejar raíces y en esta dimensión  estratifican deseos y voluntades en un mismo lugar, ven las cosas desde ese mismo lugar con un mismo punto de vista.

Querid@s:

Confieso haber devenido Nómade con dolores de parto asistiendo a mi propio nacimiento, transmutando dolor en Nombres Nuevos para todas las cosas nuevas, reaprendiendo a llamarlas por su verdadero nombre.

 

Pero visto desde afuera, simple humano como el de todos los días. Manto del peregrino.

Camino por las calles, por la vida, por el tiempo que me toca vivir…, andando enredando y deviniendo red sensible e invisible, sin dejar huella que sabuesos expertos no llegan a rastrear.

Sí, esquivo y solícito, ando por las calles y los pasillos.

Sabiendo que lo que a otro le pase, me toca; pero sin culpar si alguien no lo denota.

Permitiendo que el decir de otr@s soles vagabundos ejerza efectos de multiverso y se multiplique  dejando

rolar-me asistiendo a multiplicidad de nacimientos.

En tanto a la hora del encuentro, ser Nómade implica tener límpida silueta translúcida de rayos de luz con una ética peculiar, única e irrepetible; paseando la estética en políticas que representen el decir-hacer implicado sin dejar de palpitar su efecto vibrante de “Santuarios” de “Zonas Liberadas” de la mediocridad y el espanto.

 

Saben una cosa, hay muchos Nómades andando por ahí. He escuchado: ¡ojalá se los pudieran descifrar!, dicen. Y yo, con todo respeto, no sé si, estos Nómades, desean ser vistos; ya que en el trabajo cotidiano, en el despertar a cada respiro, en la muerte cotidiana se permiten acercarse al expreso sin horario y sin andén que los llevan a ser cómplices de miradas, de palabras firuleteadas en sonidos ante el silencio que sabio permite ser rizoma fecundo.

 

De algo podemos estar asistiendo, Los Nómades de estos días están dispuestos a dar su vida, tal como se la pidan -pues nada les pertenece-  y sin decir mu, pues no tienen nada que perder…, sí todo por ganar.

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