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Ecopsycología

ARMONIZAR LA VIDA

En torno a la Tierra, ciertos seres, han arrojado un hálito ensombrecedor de la Vida que pretende destrozarla. Su tenebrosa voluntad se ejerce diseminada en diferentes centros de poder biopolíticos enmascarados en discursos y actos que conmueven a la complacencia de este crimen. Donde actúan sus enmascarados se gestan epidemias muy difíciles de sanar. Sus enmascarados son  muy profesionales, de alta competitividad y poder de decisión: políticos, tecnócratas y brujos. Algunos de ellos ni siquiera saben de dónde proviene el poder que les mantiene actuando y los domina. Solo algunos pocos saben a ciencia cierta a cuál poder se acatan.

Esta situación es tan terrorífica, que hace unos pocos meses los Guardianes de la Armonía de la Tierra estuvieron a un paso de desactivar ese sitio sagrado y propiciar la catástrofe final, al ver que cada día sus esfuerzos por propiciar la Armonía de la Vida son casi inútiles. En ese sitio sagrado de nuestra Madre Tierra estuvieron reunidos los Guardianes de la Armonía de la Tierra para encontrar la decisión definitiva. La gran mayoría opinaba que hemos llegado ya al punto de no retorno y que lo más conveniente era propiciar de una vez por todas la hecatombe ante el tenebroso desastre generado por los Hijos de la Tierra ante la Vida. Unos pocos callaban, y cuando se les concedió la palabra su expresión fue diferente: En cuatro de Ciclos de Vida anteriores han sido los Seres Sagrados quienes han tomado la decisión de voltear el mundo y propiciar una nueva creación. Es cierto que estamos en el límite de una quinta catástrofe universal, todos los signos naturales de la Vida así lo muestran, tal como ha sido anunciado en los mensajes sagrados que nos son revelados, pero no somos nosotros los Guardianes de la Armonía de la Tierra a quienes nos corresponde propiciar la catástrofe final. Esta decisión es un designio sagrado de los Seres Sagrados y sólo  a ellos les corresponde realizarlo. A nosotros nos corresponde continuar con nuestra labor sagrada de Armonizar la Vida de la Madre Tierra.

Los Guardianes de la Armonía de la Tierra procedieron por unanimidad a consultar el oráculo para saber cuál de las dos opciones era la adecuada. La decisión fue la de continuar con la virtud sagrada que les fue otorgada como Guardianes de la Armonía de la Vida en la Madre Tierra.

Existe una virtud muy sagrada que vibra y es emanada desde el Corazón de nuestra Madre Tierra, que impregna de vitalidad a todo lo existente. Del mismo modo, desde el Corazón del Cielo vibra y emana una virtud sagrada ancestral de vitalidad que con su bondad revitaliza permanentemente a todo lo existente. Misterios sagrados inmanentes a la Vida, donándole a cada instante un poder de renovación, sanación y armonización. Desde el Corazón de nuestra Madre Tierra, resplandece una energía luminosa diseminada en todas sus manifestaciones y expresiones de su propia Vida. Desde el Cielo, el gran misterio de la luz del Sol y de todos los seres luminosos cubre con su poder a todas las manifestaciones y expresiones de la Vida en nuestra Madre Tierra.

Entre estas virtudes de Luz, se encuentra ese hálito ensombrecedor de la Vida que pretende destrozarla. Su propósito es el de incentivar su acción hasta tal punto que pueda opacar el resplandor luminoso que emana de Cielo y de la Tierra en el espíritu de la gente humana y de sus pueblos para propiciar y forzar más crímenes contra la Vida. Para llevar su propósito hasta el fin, recurren a todos los métodos y técnicas posibles e imaginables: biopolíticos, mediáticos, económicos, tecnocráticos, virtuales, militares, religiosos, ritualísticos…; antiguos, modernos y postmodernos. Se despliega así un gigantesco aparato de captura que pone en funcionamiento mecanismos que atrapan el espíritu, la mente y los cuerpos para ponerlos a funcionar y actuar en sus poderes más oscuros, con la convicción que se está haciendo lo correcto y adecuado. Lo curioso de este novedoso aparato de captura es que la gran mayoría es inconsciente de esta manipulación que se ejerce sobre ellos. Las consecuencias no son más que el inmenso desastre ocasionado a toda la Naturaleza, al espíritu, la mente, los cuerpos, la cultura y la sociedad. Ante todo esto, ¿podemos seguir sintiéndonos orgullosos de ser humanos? Tal vez, lo único que podríamos sentir es vergüenza de ser humanos: sentir vergüenza ante los grandes bosques mutilados y frente a toda la vida que habita en ellos, sentir vergüenza ante las aguas arrasadas y contaminadas y frente a toda la vida que habita en ellas, sentir vergüenza ante la destrucción del manto de la Tierra, la capa de ozono, sentir vergüenza ante la contaminación del aire y frente a toda la vida que habita en él, sentir vergüenza ante el uso inadecuado del fuego, sentir vergüenza ante todos los homicidios, magnicidios, holocaustos y etnocidios que a diario se cometen… En todo esto están involucrados los hechiceros de la guerra. La guerra no es solamente los innumerables enfrentamientos y agresiones armadas, porque la guerra es todo acto que atenta contra la Armonía de la Vida en nuestra Madre Tierra. Y la Paz no es solamente el cese al fuego de los enfrentamientos y agresiones armadas, sino el cese al fuego de toda guerra contra la Vida. La Paz es encontrar la virtud de la fraternidad, de la comprensión, del respeto a toda diferencia, del respeto a todas las manifestaciones y expresiones de la Vida, en nuestro Espíritu y en nuestro modo de vivir.

Somos, en población, una de las especies mayoritarias en la Vida de la Tierra, nos superan en número las vacas y las hormigas. ¿Podremos, con el paradigma humano que hemos construido mayoritariamente, cambiar el estado de desastre ecológico que hemos producido? Tal vez con este paradigma humano no logremos más que “paños de agua tibia”, que para efectos de la curación y sanación que requiere la Armonía de la Vida en nuestra Madre Tierra no son suficientes. Para esta urgente labor se requiere mucho más que un cambio de paradigma. Se requiere abandonar el paradigma humano. Se requiere construir un nuevo espíritu, una nueva mente, un nuevo cuerpo, nuevos modos de existencia. Ante esta situación de desastre globalizado, ante la catástrofe inminente requerimos Retornar a la Vida en Diferencia.

Las antiguas sabidurías de los pueblos nativos nos narran que la historia de la Vida de la Tierra ha pasado por cuatro o cinco cataclismos definitivos, en los que la Vida de la Tierra se ha

renovado completa y radicalmente[1]. De acuerdo a estas tradiciones, estamos ya al final del periodo de transición para dar paso a una nueva época. El final de cada época se ha caracterizado por un cataclismo global producto de una crisis generalizada. Y durante el último tiempo de cada periodo de transición se puede vislumbrar lo que acontecerá en el futuro. La única certeza que podemos tener es que éste presente ya es un vestigio arqueológico de un pasado que nada tendrá que ver con el futuro próximo. Los pequeños cambios benévolos que tal vez hoy podemos vivir no son más que los últimos fenómenos socioculturales que propiciarán el advenimiento de un futuro que no tendrá ninguna relación con los paradigmas establecidos hasta el presente. Tal vez ya no seremos más humanos, así como en la época anterior tuvimos la necesidad de dejar de ser homínidos. Tal vez podremos retornar en diferencia: así como tuvimos que abandonar la condición homínida en una época anterior para poder sobrevivir inventándonos como humanos en la época presente, tendremos que abandonar definitivamente toda condición humana si quisiéramos sobrevivir en la época del inmediato futuro.

Todo es posible para la voluntad de potencia de un cuerpo, un cuerpo lo puede todo cuando quiere y desea una nueva posibilidad de Vida, y mucho más cuando  las nuevas condiciones de la Vida así lo exigen. Si un cromañón o un neandertal nos pudiesen ver hoy, tal vez no nos podrían reconocer como sus parientes. Hoy vemos asombrados a nuestros niños y les reconocemos capacidades espirituales e intelectivas que nosotros de niños no las tuvimos, y que en esta edad adulta tampoco las tenemos. Tenemos una gran responsabilidad con nuestros niños. Ellos ven claramente todo lo que hacemos, y deciden conscientemente si repetirán o no todo lo que hemos hecho sus padres, incluso conscientemente decidirán si nos reconocerán o no como sus padres. Cada uno de nuestros actos tiene una repercusión y una consecuencia en las próximas siete generaciones, y así cada una de las generaciones siguientes.

Y siempre, y mucho más en este periodo de transición, hay mucho por hacer y decidir. Podemos permitirnos torpemente dejarnos atrapar por el aparato de captura del hálito ensombrecedor de la Vida que pretende destrozarla o podemos, si queremos, ponernos a tono con la energía luminosa que emana del Corazón de la Madre Tierra y con la Luz de la Vida que emana de los Seres Celestes para conjurar la hechicería de la catástrofe, y poder pasar por entre la catástrofe al infinito. No se trata de una nueva práctica de resistencia ni de lucha. Se trata de un nuevo modo de existencia que nos ponga a tono y nos aúne a la nueva posibilidad de Armonización de la Vida en el contexto mismo de la catástrofe inminente, desde la cual la Madre Tierra dará a luz a una nueva posibilidad a su Vida. Las tradiciones y las prácticas chamanistas de nuestra Madre Tierra así lo han hecho siempre. Hoy, más que en ningún otro tiempo, es urgente y necesario unir y cerrar el Círculo Sagrado de los saberes, tradiciones y prácticas chamanistas y espirituales de nuestra Madre Tierra en torno al propósito sagrado de Armonizar la Vida. Así se está haciendo y así será nuestro hacer.

Kajuyali Tsamani – Wichapishinteton Luta – Mama Nabi.

Nabi Nunhue, febrero 6 – 2009.



[1] La biología contemporánea coincide con estas tradiciones antiguas al afirmar que estamos al borde de la sexta extinción de la vida. Richard Leakey y Roger Lewin. La Sexta Extinción. El futuro de la vida y de la humanidad. Barcelona: Tusquets Editores, 1998-

La hoja de Coca como alimento y medicina

La hoja de Coca como alimento y medicina

Entrevista Dr.Teobaldo Llosa:Un doctor para la coca
http://www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2006-10-14/ImEcCronicas0595879.html
 
PRIMER ESTUDIO PSICOFISIOLÓGICO  Y TOXICOLÓGICO DE LA HARINA DE COCA
http://www.comunidadtawantinsuyu.org/articulos/primer_estudio_harina_de_coca.html
 
Teobaldo Llosa: "La coca por vía oral es un estimulante excelente"
http://www.comunidadtawantinsuyu.org/articulos/coca_estimulante.html
 
ANATOMÍA DE LA HOJA DE COCA:Propiedades medicinales y valor terapéutico de la hoja de Coca ...
http://www.comunidadtawantinsuyu.org/articulos/AnatomiadelaHojadeCoca.pdf
 
Entrevista a Maritza Vera:hoja de coca como medicina.
 
El doctor cocalero:Es asesor de Evo y quiere tratar adictos con hojas de coca.
 
Dr.Jorge Hurtado:LA COCA SE VENGA HOY DE SUS VERDUGOS.
 
 
Cronologia de la Coca,en español,italiano e inglés.
 
La hoja de coca alimento y medicina ancestral:
 
La hoja de oca alimento andino.
 
La hoja de coca rica en proteinas:
 
La hoja de coca como fuente de calcio.
 
ERRADICACIÓN DE CULTIVOS DE COCA Y VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
 
ABC de la harina de coca.
 
Las 10 Tesis falsas de la hoja de coca de Cedro, Devida y sus congraciados.
 
La Leyenda de la coca:

Manuel Arrieta

Manuel Arrieta, un medico chaman, discipulo de Don Juan! vale la pena tomarse el tiempo!
Abrazo
 

 

Ladrillos de bambú

Ladrillos de bambú

Un proyecto de un donostiarra de origen colombiano gana el principal premio europeo para la innovación medioambiental
El guadua es algo más grueso que el bambú tradicional.
Se llama guadua y es una clase de bambú que se cultiva en todo Suramérica. Las civilizaciones precolombinas lo utilizaron con profusión en sus edificios y obras de ingeniería y fue más tarde el armazón de la mayor parte de la arquitectura colonial latinoamericana. La irrupción del hormigón armado y de materiales nobles como el cemento, la piedra y el ladrillo arrinconaron al guadua, despreciado por las grandes empresas de la construcción y relegado a material para las edificaciones más humildes.
El guadua, que algunos conocen también como el acero vegetal, es el protagonista del sueño de Francisco Gallo, un colombiano de 43 años afincado en San Sebastián. Nació y creció en Pereira, el corazón de la zona cafetera de Colombia, donde el bambú tiene aún una importante presencia en las edificaciones campesinas. «La mayor parte de las casas del entorno en que nací estaban hechas con guadua», recuerda.
Gallo no tuvo conciencia de las posibilidades que brindaba un material que le era tan familiar hasta que empezó sus estudios de medio ambiente en su país natal. «Me di cuenta de que no sólo resultaba más barato sino que además reducía el enorme impacto medioambiental que tiene la fabricación y el transporte de áridos», explica.
Aquel fue el germen de una idea que comenzó a tomar cuerpo cuando se trasladó hace casi tres años a Euskadi gracias a un programa de ayuda de la Comunidad Europea. Sus estudios en la UPV, especialmente los doctorados que cursa en la Facultad de Arquitectura de San Sebastián, le proporcionaron el bagaje técnico necesario para redactar un proyecto de construcción de viviendas sostenibles a partir de materiales derivados del bambú.
Gallo presentó su plan a un premio para la innovación medioambiental que organiza la consultora francesa Altran. El galardón valoraba especialmente las iniciativas destinadas a absorber las emisiones de CO2 en la atmósfera y la idea de edificar viviendas con elementos de fibra vegetal triunfó. «Seleccionaron 159 proyectos procedentes de veinte países y al final eligieron el nuestro», sonríe con un brillo de júbilo en su mirada. Más allá de la lógica satisfacción, el premio, el más importante de Europa a la innovación medioambiental, le va a permitir profundizar en la viabilidad económica de su proyecto con la ayuda de consultores seleccionados por Altran.
Gallo enumera las ventajas del bambú como material de construcción. Por un lado, dice, es un material extraordinariamente sólido: «Los terremotos que asolan mi país han puesto de manifiesto que en condiciones extremas las construcciones de guadua se comportan mejor que las de ladrillo y hormigón». A eso hay que sumar, añade, que la caña está siempre a mano en Suramérica mientras que la fabricación de materiales de construcción como el cemento tiene un gran impacto ambiental. «Hay que abrir minas deteriorando paisajes, hay que alimentar hornos y encima hay que transportar todo ese material de una punta a otra del país gastando ingentes cantidades de recursos», dice.
Biodiversidad
El bambú no sólo es mucho más barato sino que su cultivo enriquece los suelos y proporciona biodiversidad al regular los recursos hídricos y atraer a especies animales. «Yo suelo decir que plantar guadua es como sembrar agua», dice Gallo, que insiste en las ventajas medioambientales de la fibra vegetal: «Cuando se hace una ciudad de piedra lo primero que se elimina es la vegetación; se tira todo el bosque y luego se construye encima. Aquí ocurre lo contrario porque trasladas el bosque a la ciudad: al haber demanda de fibra vegetal incentivas que haya plantaciones cerca de donde vive la gente».
A Gallo le queda ahora la tarea de poner a punto un proceso de transformación de la materia prima vegetal para la fabricación de piezas de construcción. Se trataría de crear paneles, estructuras y otros elementos para alimentar una cadena de producción de viviendas modulares. La idea puebla su cabeza de imágenes que trascienden los límites de la técnica. «Buena parte de los inmigrantes latinoamericanos vienen a España a ganar un dinero que les permita comprar una casa en su país y regresan allí cuando ya la tienen. Si nosotros les proporcionamos esas casas a precios asequibles y encima somos capaces de darles empleo creando una infraestructura productiva en torno a la guadua, les ahorraremos el sufrimiento de cambiar de país a ellos y a sus familias». Se trata, dice con ojos soñadores este colaborador de Arquitectos e Ingenieros sin Fronteras, de poner una semilla para que el actual modelo de desarrollo dé un giro de 360 grados y brinde alguna posibilidad a los países pobres

EL CUENTO DE LA BUENA SOJA

BIOS ARGENTINA

PRESENTA

EL CUENTO DE LA BUENA SOJA
Una historia para niños, protagonizada por títeres
que nos propone reflexionar sobre nuestro modelo rural

Descarga y distribución libre, gratuita ¡y alentada! en:
 
http://www.bios.org.ar/la_buena_soja.html


Un material realizado para niños que reflexiona sobre el modelo rural, los
problemas de la contaminación con agrotóxicos, la deforestación, el
poder de las corporaciones, la soberanía alimentaria y el papel de la
participación ciudadana.

Idea y guión: Mariela Kogan
Titiriteros: Julieta Estevez
Sergio Ponce
Adriana Sobrero
Arte, diseño, realización de títeres y dirección de titiriteros: Adriana Sobrero
www.agarratecatalina
web.com.ar
Dirección y Cámara: Elena Carpman
Producción ejecutiva: Adriana Sobrero
Elena Carpman
Mariela Kogan
Asistencia de dirección y Luces: Ezequiel Erriquez
Edición Off Line: Elena Carpman
Edición On Line: Magali Zadoff
Música original:
Tema: SERÁ POSIBLE solicitar a:
 bios_argentina@yahoo.com
Letra y música: Mariela Kogan - Voz: Marita Moyano - Arreglos, percusión,
teclado,acordeón: Juan Sardi - Coros: Juan Sardi y Sebastián Echarry -
Coro niños: Franco Caccaviello, Lucía Caccaviello, Bruno Moyano -
Grabado y mezclado en estudio Etnia por Juan Sardi.
Mar del Plata,
Argentina
.

Próximamente, fichas docentes para trabajar en el aula y en talleres de educación ambiental
www.bios.org.ar
bios_argentina@yahoo.com

(0223) 479-2474

El maíz y la vida en la siembra, testimonios indígenas del maíz y la autonomía en México

El maíz y la vida en la siembra, testimonios indígenas del maíz y la autonomía en México

Defender el maíz es defender la vida y la cosmovisión campesina-indígena. Y viceversa. En ese camino, la gente de las ciudades tiene un papel que apenas comienza a reconocer. Este proceso de resistencia ante las agroindustrias y las instancias de planificación mundiales culmina reforzando la visión con horizonte que los pueblos estrenan apenas hace pocos años. En el campo, pero inescapablemente también en las ciudades. Mientras, pese a la violencia y la criminalización, pese a todos los ataques a los pueblos indígenas y campesinos, la esperanza y el maíz siguen vivos.
Uno de los rasgos más antiguos de los pueblos originarios es que nuestra vida es la siembra. Ser campesinos no es una actividad más. Toda nuestra visión milenaria y nuestra manera de relacionarnos con el mundo viene de ahí. Ser sembradores, desde siempre, producir nuestros propios alimentos, cuidando de la familia y la comunidad, nos hace ver el trabajo, las relaciones sociales, el espacio y el tiempo, de un modo particular. Los campesinos valoramos lo comunitario y en colectivo nos relacionamos con la tierra. La conversación con que se crió el maíz es también colectiva. En gran medida, quien siembra para comer no necesita trabajar por dinero para aquéllos que explotan su trabajo. Nuestra relación con la siembra, minuciosa y detallada, crea vida a diario y nos hace prestar atención a muchos signos. En cada una de nuestras tareas de cultivo se cumplen ciclos diminutos que dan orden, sentido, al paso largo de otros ciclos más grandes como el del sol durante el año, en un verdadero tejido de estaciones, climas, humedad. Los campesinos vemos detalles que la gente de las ciudades no mira. Ser sembradores, campesinos, es una espiritualidad completa, colectiva, comunitaria, que nos enfrenta de inmediato con los sistemas que nos quieren imponer tantas formas de relacionarnos. Esto nos da conciencia de ser diferentes, de resistir las imposiciones, nos hace ver claramente los ataques de los gobiernos y las empresas. Pensar que el maíz es sólo un “rasgo cultural” que hay que “comprender”, “tolerar”, en una época de “multiculturalidad”; proponer que la cultura o vía campesina es un aspecto del pasado al que hay que guardarle un nicho (si se pudiera en un museo, mejor) es no entender que nuestra vida sin maíz, sin siembra, no es vida. Ser sembradores no es folklore, es nuestra existencia entera.
Crianza mutua
El maíz no es una cosa, ni sólo una mercancía o un cultivo: el maíz es un tejido de relaciones. Se originó hace unos 10 mil años de la crianza mutua, de la conversación entre pueblos originarios de Mesoamérica y algunos pastos que, con el cultivo, se fueron haciendo al modo humano. Poco a poco aprendimos que el maíz es comunidad con el frijol, la calabaza, el chile y otras plantas, algunas medicinales. A esa convivencia los pueblos de México le decimos milpa y en otros lugares le dicen chacra. Esta crianza mutua entre campesinos (sobre todo las mujeres) y maíz hizo que éste dependa de la gente para cumplir su ciclo de vida y ya no se da silvestre. Es una crianza mutua que han ejercido muchos pueblos diferentes, por eso el maíz es tan variado y los pueblos florecieron tanto en la historia: su diversidad cultural y la del maíz se alimentan mutuamente.
Su versatilidad
El maíz tiene sus parientes silvestres, pastos no comestibles que se encuentran todavía en México, Guatemala y Nicaragua, y su permanencia da esperanzas de que el maíz siga vivo. El maíz de nuestros días es muy versátil: rinde mucho, es muy nutritivo y se adapta a variados ambientes: es tan noble que se esparció por toda Mesoamérica y gran parte de América del Sur y del Norte. Cuando se conoció el maíz en el Viejo Mundo, todos quedaron impactados por la facilidad con que se prepara, lo mucho que rinde a partir de unas pocas semillas, lo poco que se desperdicia pues tiene “su propia envoltura”, el tiempo que dura bien almacenado, la cantidad de nutrientes que proporciona. Puede cultivarse en muchos climas y humedades, del semi desierto a las selvas, en las tierras templadas del altiplano y las bajas tropicales. Madurar le lleva de cuatro a trece meses. Crece en planicies, en cañadas, en terrenos fértiles o pedregosos.
Dicen que hay más de 40 razas de maíz en México, y más de 250 en toda América. Hay más de 16 mil variedades. Entre los cientos de maíces tradicionales usados todos los días por los campesinos e indígenas de México existen blancos, rojos, amarillos, azules, negros, pintos, con mazorcas pequeñitas o que miden más de treinta centímetros, con granos dientones o finitos, con caña gruesa o delgada, más duros o más blandos.
Las hojas y raíces se usan como medicina (los cabellos del maíz tierno se usan como diurético y para disolver cálculos renales; combinado con otras plantas cura males hepáticos y biliares; los pistilos de la flor se utilizan como tranquilizantes). Bebidas de maíz se usan como sustituto para niños que no toleran la leche, la masa se usa para cubrir heridas; las mazorcas tostadas para madurar abscesos.
Hoy muchos pueblos de los países europeos, africanos y asiáticos dependen de él para sobrevivir. Es uno de los cuatro cereales que aportan más del 50 por ciento de toda la nutrición de la humanidad. En 18 países (12 de América Latina y 6 de África), es el principal alimento. Las variedades tradicionales, en especial de México, son la reserva más importante para criar maíz en todo el mundo.
El cuidado del mundo
La vía campesina en el mundo sigue siendo pujante todavía y hoy gran parte de la población mundial es campesina y somos nosotros, justamente esos vilipendiados cuidadores del mundo, quienes alimentamos al resto de la humanidad.
Si sucumbiéramos las comunidades indígenas que hemos cuidado del maíz escuchando su voz milenaria, el futuro de la humanidad estaría amenazado.
Hay colectivos que no le pedimos permiso a nadie para ser, por el solo hecho de tener un cultivo del cual nos alimentamos como fruto de labores comunitarias, sin depender del exterior casi para nada. Esto nos permite cuidar nuestra comunidad, nuestro territorio, el bosque, el agua, los seres vivos materiales y espirituales, la biodiversidad y nuestros saberes tradicionales y contemporáneos que son toda una manera de asumir la vida. El impulso vital que existe entre la milpa (que es también una comunidad) y la comunidad humana, tiene un corazón político y social inagotable, por eso, después de 10 mil años en que nuestras semillas siguen vivas, hoy sembrar maíz con nuestras propias semillas es un asunto político.
La guerra contra los campesinos.
Despojados de vastas extensiones de nuestro territorio ancestral los pueblos indígenas seguimos sembrando maíz en las laderas y en las terrazas, a veces en condiciones muy difíciles. El maíz lo ha resistido todo.
Las grandes empresas y los gobiernos decidieron que quienes sembramos maíz nativo —con tantos saberes que le dan vida— debíamos irnos del campo pues sólo producíamos para la comunidad sin entrar al mercado. Quieren que la gente que sembramos nos vayamos a la ciudad a las fábricas o a las grandes empresas agrícolas a trabajar semi esclavizados, y así poder quedarse con nuestro territorio y con todas las riquezas que ahí se encuentran.
Desde los años cincuenta, los gobiernos y las empresas, cómplices, engancharon a los campesinos a comprar semillas llamadas híbridas, que al principio rendían más pero después sólo con mucho fertilizantes y plaguicidas industriales apenas muy poco. Los suelos se erosionaron y se hicieron dependientes de esas drogas, que muchos compran año con año para que los terrenos rindan.
Hoy, los campesinos que tienen menos posibilidad de sobrevivir son quienes cambiaron sus semillas por las híbridas y se metieron a pagar año tras año por bultos de esos agrotóxicos, desgastando sus suelos. Comenzó a ser muy difícil vivir del maíz y la gente vació muchas comunidades y perdió su ser más antiguo: ser sembradores. Con las tecnologías de la Revolución Verde se despreció la enorme sabiduría que sustenta los maíces nativos, se impusieron formas de cultivo y consumo muy emparejadas, se destruyeron muchos modos que las comunidades tenían para mantener, mejorar y compartir las semillas.
La privatización de la tierra abrió de nuevo la especulación agraria, las invasiones y expropiaciones, y dio entrada a los megaproyectos que hoy amenazan a cualquier comunidad rural cuyo sustento sea la agricultura. Se extremó así la creciente marginación social en el campo. Se provocó la expulsión de mano de obra a las ciudades o a los campos de jornaleros, el vaciamiento de los territorios, fomentado también por la escuela oficial, que les inculca a niños y jóvenes que estudiar sirve para recibir un salario, dejar de ser campesinos e irse. Estas ideas arruinan de tajo la relación con la tierra y el orgullo de producir la propia comida.
La contaminación transgénica es la señal más alarmante porque es intencional. Los transgénicos desfiguran el maíz, agotan la variedad cuidada por siglos, su riqueza y significado. Promueven la dependencia total de las industrias, le quitan a la agricultura todo su sentido vital. Pero muchos mantenemos nuestro antiguo oficio y estamos en resistencia. Tal vez la clave es el cuidado detallado que campesinas y campesinos pusimos en el asunto, mediante un tramado de saberes que hoy día parecen misteriosos.
1. Sólo quienes están directamente involucrados en la siembra pueden hacer algo. La solución al problema de contaminación del maíz transgénico sólo puede ser resuelta en el largo plazo, y somos los pueblos campesinos e indígenas quienes podemos lograrlo, comunitariamente. Hay que impulsar una prevención y curación naturales, propias de la relación milenaria entre el maíz y los humanos, y para los casos de maíces deformes o semillas que les parezcan extrañas a las comunidades, se puede hacer un diagnóstico de laboratorio.
Repensar colectivamente que la cultura es fuerza política, económica, social y ecológica, y se sustenta en nuestro ser campesinos sembrando lo propio junto con la comunidad, cuyo corazón es la asamblea.
2. Recuperar la confianza en la semilla que sembramos. Detectar los maíces dañinos con la sabiduría de los viejos, abandonar los híbridos (y cualquier otra semilla ajena) regresando a los canales de confianza de intercambio y cuidado de las semillas. Como es un momento crítico, no basta hacer lo que siempre se ha hecho. Hay que reflexionarlo y aguzar la atención sobre nuestro maíz, física, espiritualmente, sobre lo que ocurre en su entorno, para identificar los transgénicos y aislarlos (despuntar la espiga de una planta poco confiable es una de las tantas precauciones). Tenemos que saber qué semilla estamos sembrando, ir depurando cada ciclo nuestra semilla, así iremos desechando el maíz contaminado.
3. El reto es recordar. Entender qué hacían los viejos para conservar la vida. Fomentar la defensa, el reconocimiento e intercambio de nuestras técnicas tradicionales de cultivo (agronómicas, ecológicas, medicinales y otras) incluidos los nuevos conocimientos del cultivo “orgánico”, la agroecología, la permacultura y otras técnicas confiables. Juntar técnicas tradicionales y métodos alternativos de agricultura nos da una herramienta poderosa si además reforzamos la diversidad en las parcelas y el cultivo de traspatio.
4. Para defender al maíz hay que seguir cultivándolo. La mayor amenaza al maíz nativo es que ya se cultiva poco. Hay que diversificar las variedades, sembrar todas las posibles en cada ciclo, pues eso da garantías contra las variaciones de clima, calor y humedad. Es importante sembrar maíz precoz y tardón. Si diversificamos variedades, también hay que diversificar siembras y hacer un manejo de las edades del polen, con eso disminuimos la posibilidad de que semillas no confiables se metan a nuestros terrenos.
5. Es central mantener nuestra identidad como pueblos. La defensa del maíz pasa por recuperar y fortalecer nuestras ceremonias sagradas, el costumbre, nuestras tradiciones y rituales de cuidado y permiso como siempre. Hoy día existe toda esa riqueza porque cada pueblo supo mantener su tradición, porque hubo respeto a la historia y la voluntad de cada comunidad y familia, un respeto a lo sagrado. Si queremos mantener toda esta riqueza tenemos que respetar lo que ha sido nuestro y sagrado durante toda la historia.
6. Hay que mantener la semilla y la tierra. Alguien que pierde la semilla tiene muchas más posibilidades de tener que migrar que alguien que todavía la tiene. Mantener la semilla significa tener buena semilla para uno mismo, para la comunidad, para la tierra a la que uno tiene acceso. Una semilla que responda a las necesidades y gustos de cada pueblo. Si se uniforman los gustos o se tratan de emparejar las necesidades, se pierde la calidad de las semillas: su diversidad.
Hoy existe un ataque contra la biodiversidad. El pueblo que no tiene diversidad se hace dependiente. Se están cambiando las leyes para obligar a los campesinos e indígenas a hacerse dependientes. Para conservar la diversidad tenemos que preguntarnos cómo conservar la vida, qué es lo que la ley permite y qué es lo que necesitamos, con permiso o sin permiso de la ley. Hay que negarnos a las leyes que criminalizan nuestro ahorro y nuestro intercambio milenario de semillas de confianza.
7. Recuperar los saberes colectivos. El maíz jamás puede quedar en manos de un grupo, no importa cuán escogido o comprometido esté. Es imposible que haya una persona, empresa o instituto del Estado que sea capaz de crear semillas que sean buenas para todos.
La diversidad y la calidad de la semilla vienen de que haya miles y miles de campesinos produciéndola. No sólo intercambiamos semillas sino que intercambiamos saberes. Las semillas pueden ser distintas porque todos sabemos cosas distintas. Para que haya semillas diversas tienen que haber saberes diversos. Pero sabemos por pedacitos, y sólo entre muchos se hace un saber grande. La riqueza de variedades no acaba nunca. Cada persona, familia o comunidad por la que pasa una variedad le agrega o cambia algo. No hay que olvidar jamás que todos sabemos. Cuando aceptamos que alguien nos trate como ignorantes, que no sabemos, que no tenemos ideas, estamos aceptando que se pierdan saberes sobre las semillas.
8. Recuperar los suelos. No sólo a nivel de parcela, sino en microregiones o regiones más amplias. Hay que abandonar los agroquímicos y volver a muchos de los saberes antiguos para fertilizar, y a los sistemas que controlaban las plagas sin pesticidas o herbicidas.
Para los pueblos del maíz en México la Revolución Verde fue cuando se hicieron adictos los cultivos y la tierra a una droga que cada vez se necesita más y más y sirve menos y menos. No sólo nos enfrentamos a la contaminación transgénica, sino a la contaminación de los químicos, a las supermalezas y la resistencia de las plagas que tienen roto el equilibrio dentro de las milpas. La tierra está intoxicada, pero también el agua y los peces se han perdido y se han envenenado. En la milpa también hay que dejar alimento para que coman los animalitos que se pueden volver plaga. Ellos también comen y quieren sobrevivir, una comunidad-milpa incluye también lo que no se come o aparentemente estorba o no es útil en principio. Es muy importante convivir con la diversidad de los animalitos.
También hay que frenar la erosión de los suelos. Cosechar el agua y afianzar la tierra para evitar hundimientos y deslaves. No podemos pensar sólo en la parcela, tiene que ser comunitario, regional. Territorial. Alimentar la tierra, plantar cortinas de árboles, hacer retenes de piedras en las faldas de los cerros para juntar la tierra que baja con las lluvias, sólo podemos hacerlo comunitariamente.
9. Cultivos soberanos. En vez de hablar de autoconsumo, hablemos de cultivos soberanos. Es indispensable intentar salirnos, lo más posible, de la economía del dinero. Producir para vender y comprar para comer nos hacen perder la soberanía alimentaria y laboral de los pueblos del maíz. Un pueblo que compra semilla y que compra comida es un pueblo que no se puede mandar a sí mismo.
Tenemos que estar orgullosos de sembrar maíz para que coma la familia, la comunidad, fortaleciendo los saberes de los mayores y las nuevas técnicas integrales que concuerdan con esos saberes y los complementan.
Como no existen ni subsidios ni fomento ni precios de garantía que apuntalen la economía campesina, es vital juntar subsidios autónomos y precios de garantía propios (regionales), tal vez haciendo un llamado a los migrantes y sus organizaciones. Atrevernos a dejar de gastar en productos industrializados que no son indispensables. Pensar cómo regresar a mercados más chiquitos, a maneras de trueque, a intercambios locales, para que encontremos un modo de vida manejable, con respeto por el todo. Por eso es importante que todo lo que produzcan las comunidades se consuma, para que la comunidad entienda que podemos producir nuestro propio sustento.
10. La contaminación transgénica es intencional. A propósito. Y el gobierno pretende que como ya se contaminó, es el momento de permitir la siembra de transgénicos. O puede proponer el exterminio de variedades nativas “contaminadas”, en un discurso de erradicar la contaminación del maíz. Pero no hay que confiar en el gobierno. No podemos permitir que ajenos a la comunidad (laboratorios, fuerzas armadas, empresas, programas del gobierno) lleguen a nuestras comunidades diciendo que van a ayudarnos.
11. Impedir la entrada de semillas de las que no sabemos su historia. Cerrar nuestras fronteras regionales y nacionales a las semillas de fuera, sean híbridas o forrajeras de las industrias, o las de las tiendas gubernamentales. Dejemos de comprarlas y busquemos el intercambio y la comercialización propia, en donde se pueda. Promovamos y realicemos un sabotaje a los paquetes de ayuda alimentaria de los que desconocemos su origen o las intenciones de quienes nos los quieren otorgar. Exijamos que se suspendan las importaciones agrícolas.
12. Rechacemos las leyes injustas de bioseguridad, acceso genético y propiedad industrial, y exijamos que se mantenga la moratoria a la siembra de maíz transgénico estableciendo alianzas para fortalecerla. Rechacemos también los programas de certificación e individualización de tierras. Son una estrategia para exterminar al maíz y a sus pueblos. por eso debemos defender nuestro territorio y el carácter comunitario, colectivo, inembargable, inalienable de nuestras tierras.
13. Es prioridad reforzar la autonomía, la organización comunitaria. La lucha por la defensa del maíz va con la lucha por el territorio y el autogobierno. Cuando la asamblea es la máxima autoridad, podemos impulsar tácticas agropecuarias y ambientales propias. En nuestros estatutos comunales y reglamentos ejidales puede prohibirse la siembra de transgénicos, y establecer una moratoria de facto decretada por los pueblos indios y campesinos en torno al consumo, la siembra y el trasiego de maíz transgénico. Es indispensable buscar la integridad del territorio indígena mediante el equilibrio que lo ha mantenido como territorio.
El maíz y la autonomía
Defender nuestro maíz (el ámbito sagrado donde se le venera, los saberes ancestrales que lo hicieron posible y el margen de autonomía que otorga sembrarlo para el consumo propio), nos permite fortalecer la lucha por nuestros derechos colectivos, nuestro gobierno comunitario y nuestra historia mientras defendemos el agua, el bosque, el territorio y nuestros propios proyectos de bienestar cuidadoso y autogestionario.
Sólo con maíz propio, nativo (no su desfigurada versión transgénica), sembrado para que coma la comunidad dependiendo lo menos posible, se pueden vivir los ámbitos del nosotros: el trabajo colectivo, la justicia propia, el autogobierno, la asamblea, en una vida a contrapelo de los sistemas planetarios.
Una de las finalidades de los transgénicos es hacer que todos los campesinos tengan que comprar semillas todos los años, y para asegurar eso las empresas están inventando una variedad que sólo se cosecha una vez y sus semillas son estériles, conocida como Terminator. Si Terminator contaminara a cualquier otra variedad, la volvería estéril, y significaría la dependencia total hacia las compañías diseñadoras y productoras de semillas, que están patentando más y más variedades.
Se hace urgente entonces que iniciemos un proceso de reflexión que nos dé horizonte de cómo nos atacan los planificadores y los poderes mundiales, las agroindustrias y los gobiernos.
Desde la milpa se ve el mundo entero. Hay que reivindicar lo que significamos los campesinos en un mundo “globalizado” que quiere convertir en industria incluso la agricultura. El maíz y otros cultivos soberanos son el corazón de la resistencia comunitaria contra el capitalismo y sus megaproyectos. Mantener nuestra amorosa relación con el maíz nos permite el resquicio suficiente como para no pedirle permiso a nadie para ser, impulsando una resistencia real, política, social, económica, de saberes, dignidad y justicia. Nos permite un autogobierno con sistema de cargos como servicio, eso que los zapatistas llaman “mandar obedeciendo”. Permite el resquicio necesario para reconstruir nuestro camino propio. Nos hace entender el tejido de relaciones que posibilitan la existencia de este alimento-oficio-relación que es sagrado.
El pueblo wixárika de la sierra de Jalisco en México, lo pone de esta manera:
– Está bien: defender el maíz...
– Para defenderlo tenemos que curar los suelos...
– Entonces hay que dejar de usar los agroquímicos que lo han desgastado. Volvamos a las siembras a la manera antigua.
– Pero entonces debemos buscar que no haya tampoco deslaves ni erosión...
– Para eso ha que reequilibrar el agua...
– Para eso hay que cuidar los bosques, pa’ que detengan la erosión, traigan las lluvias, refresquen con aire bueno la región...
– Pero para eso hay que defender nuestro territorio y emprender acciones en pos de nuestros derechos agrarios y de pueblo...
– Entonces tenemos que tener una organización comunal real, donde quienes sean representantes, de veras obedezcan el mandato de la comunidad.
– O sea reforzar el papel de las asambleas comunitarias, ya no sólo comunales, acercando a las autoridades tradicionales y las agrarias —pues los gobiernos intentaron siempre separarlas.
– Entonces tenemos que tener maíz, para que quienes asuman un cargo no se vean en la necesidad de trabajar, pero que sí sigan anclados a la tierra, como campesinos en iguales circunstancias que el resto de los comuneros.
Entonces existe una especie de círculo mágico: una propuesta de integralidad donde nada puede estar desvinculado. Se trata de la reconstitución integral de las comunidades, de la organización comunitaria. Es el cultivo del maíz como corazón de una resistencia y de la posibilidad de una autonomía, ejerciendo plenamente su territorio en todos los planos: desde el más geográfico hasta el sagrado, en la riqueza de las relaciones humanas y con todo, porque todo está vivo.
Conclusiones
Defender el maíz es defender la vida y la cosmovisión campesina-indígena. Y viceversa. En ese camino, la gente de las ciudades tiene un papel que apenas comienza a reconocer. Este proceso de resistencia ante las agroindustrias y las instancias de planificación mundiales y sus administradores encarnados en los gobiernos, culmina reforzando la visión con horizonte que los pueblos estrenan apenas hace pocos años. El horizonte parece negro, pues el maíz y otros muchos cultivos estratégicos están en riesgo, y como tal la viabilidad del ámbito rural, pero también el de las ciudades. Si la gente de las grandes urbes empata con los campesinos sus reflexiones y su crítica aguda, comenzará a entender la importancia de sembrar sus propios alimentos. En el campo, pero inescapablemente también en las ciudades, aunque ahora no todos lo reconozcan como urgente. Mientras, pese a la violencia y la criminalización, pese a todos los ataques a los pueblos indígenas y campesinos, la esperanza y el maíz siguen vivos. www.ecoportal.net
Biodiversidad, revista de Grain.

Equinoccio de primavera

Dice un relato de la creación “…para distinguir entre el día y la noche y que sean para señales y fechas, para días y años” Génesis 1:14.

 

Ciclos de nacimiento-muerte-nacimiento

La Pachamama vive en nosotros, somos parte y parte de ella, no a modo de entes desconocidos y extranjeros. Toda la creación vive en nosotros y somos manifestación de esa creación en un andar ético-estético con implicancias sociales-culturales-espirituales-económicas-psíquicas-biológicas-políticas; tener en cuenta esto permitiría agenciar una mirada sobre lo que nos rodea desde Ayni con todo y con todos.

 

El sentido o la importancia de “Celebrar en actitud y sintonía con la Pachamama este equinoccio de primavera” ayuda a poder reedificar espacios copados por un malestar mufado de inconformismo; transmutando esos espacios en otras realidades posibles y que sí hagan referencia a lo humano; claridad, honestidad y compromiso con uno mismo, con el medio que nos rodea y con los semejantes es la propuesta.

Según el relato bíblico de la creación fueron creados el Sol y la Luna, al crearlos se establecen medidas de tiempo básicas y universalmente aceptadas por toda la humanidad. El día, mes y año son determinados por el Sol, en su cíclico recorrido sale y se oculta dando la medida al día. En la traslación de la tierra sobre su eje frente al Sol se acortan los días en el invierno y se alargan en primavera y verano, dando un ciclo completo el nombre de año; tiempo que dura la traslación de la tierra alrededor del Sol.
El mes desde su nacimiento está relacionado por el ciclo de la luna, pasando por la luna llena, decreciendo hasta desaparecer antes del cíclico nacimiento teniendo en cuenta la órbita de la luna en relación a la tierra.
Dando imagen de permanencia por el Sol y de renovación o cambio por la Luna.

En el hemisferio Sur estamos próximos a participar –desde distintas manifestaciones- al equinoccio de Primavera.
Si tomamos en cuenta lo dicho anteriormente estamos transitando de manera física una órbita más cercana al sol, los días se alargan, el Sol se siente más fuerte –al estar más cercano a la tierra- se despierta la naturaleza que ha estado dormida en los tres meses anteriores y en una estación llamada Invierno.

Quisiera, si se me permite poder realizar una lectura –y esto tan solo desea ser una lectura de estos “signos”- que imprimen y alimentan la subjetividad.
Para eso, no por nada me he referido en el comienzo de este artículo a la tradición Hebrea, tomaré como referente a la tradición Hebrea intentando releer esto en las tradiciones que nos llegan a esta parte del mundo –Sur- para –nuevamente participar de una interpretación a esta importante celebración. La Primavera, o la entrada al Equinoccio de Primavera.

Si en el invierno está todo dormido bajo la tierra, las semillas esperan la señal para darse a conocer. Si las personas guardan su cuerpo del frío y los animales invernan y tienen sus crías para luego en la primavera poder “salir”, alimentarse, crecer y todos peregrinos sobre esta tierra transitarla y hacerla producir.
Si todo o algo de esto es y tiene razón puedo decir que hay un “Paso” de un estado a otro. Muerte-Nacimiento, esto de manera cíclica y manifestándose no solo en las estaciones sino también en las distintas actividades culturales, sociales con implicancia psicológicas y biológicas.
El pueblo Hebreo a este paso lo llama Pésaj, en español lo llamamos Pascua y significa “Pasaje”, “Paso”.
Si bien es cierto que esta palabra –si seguimos el relato bíblico- es utilizada para la celebración del paso del yugo a la liberación, al cruce del pueblo de Israel por el Mar Rojo, todo esto tiene impacto en la subjetividad y por eso me permito sin querer forzar el texto del relato a tomar las diferentes maneras que este “pasaje” tiene en la subjetividad humana y en su manera de manifestarse en la creación.
Bien es sabido que para la tradición cristiana es el paso de la “Muerte a la Resurrección de Jesús el Cristo”.
Para la tradición Anglosajona con influencia Celta lo llaman Easter, dando referencia a la festividad realizada en honor y en torno a la diosa Eastre -Primavera.
Podemos tomar sus símbolos también, como el conejo y el huevo, símbolos de fertilidad y en donde se aloja la vida por nacer y que se manifiesta con el “Pasaje” de la Muerte a la Vida. De ahí los famosos huevitos de pascua.

Despertar
Pero, si se mira bien no son festividades tan distanciadas, tanto Ester, Pésaj, La Pascua dan el símbolo acabado y profundo del tránsito de la Muerte a la Vida –Resurrección; el nacimiento a una nueva vida.
Para la tradición hebrea, el paso a la Tierra Prometida; para los cristianos la resurrección de Jesús y el inicio de un ciclo en donde Muerte-Nacimiento se conjuga en un juego cíclico dando paso desde el Invierno a la Primavera, ciclo fértil y lleno de significada alegría, pues la vista se recrea ante la creación toda florecida y plausible de dar frutos. La tierra dormida se despierta y con ella toda una peregrinación de aromas, figuras, olores impregnan y estimulan los sentidos.

Tengamos presente lo siguiente –si has sido paciente al leerme hasta aquí-, la fecha señalada como Easter (Hemisferio Norte) coincide con el Equinoccio de la Primavera. De hecho la diosa Eastra es Afrodita la diosa del amor; Astarté entre los Fenicios, Demeter para Micenos; Ishtar en Asiria, mas Kali en India.

Con todo lo dicho resta decir que esta tradición de Easter es por supuesto precristiana, luego recreada por los cristianos hasta nuestros días.

Lo interesante en todo esto dicho más arriba es que propone una manera de poder “Celebrar” este “Equinoccio de Primavera” dando lugar al paso de Nacimiento-Muerte-Nacimiento; en actitud de darse a nacer y renacer en y con la naturaleza.
En otros escritos resalto las tradiciones de mis ancestros en este Hemisferio Sur, reconociendo que todo tiene un espíritu que anida, vive y se manifiesta en todo lo creado y no creado.
Nuevamente resalto este aspecto desde otro lugar –reconociendo las diferencias (sean de tradiciones o de manifestaciones) como parte de una realidad que vivimos, tendiendo e intentando poner luz de unidad entre toda esta diversidad y de la que formamos parte con nuestras maneras de manifestar-nos en esta creación.

Los mayores que me preceden en tradición celebran el Equinoccio de Primavera como el paso al nacimiento, la tierra da sus frutos luego de haber convivido y trabajado con ella, la tierra con su poder creador se renueva e invita a renovarse.
Cambiar el ropaje, ponerse de colores para estar en unidad con la Pachamama y todas sus manifestaciones.

Se puede celebrar –como han visto- desde distintos estados y tradiciones pero con actitud de darse a nacer… dejarse nacer en solidaridad con la tierra.
Las tradiciones en estrecha relación con la tierra danzan al son del “cambio” y “fluir” de ciclos en el espíritu de ser cocreadores de realidades.
 

Es septiembre quien manda en la calle

Cambios que deben llegar.

Arribas las aguas del cielo azul,

Abajo nosotros danzando al son del latir del tambor-corazón.

…un hilito de luz anima sonrisas.

Celebrando el espacio sagrado de la vida.

Septiembre, nos ve renacer en su equinoccio, es el momento cuando lo escondido se hace luz, se hace espacio entre nosotros.

Ritual de la vida

Ritual de la sangre

Ritual del encuentro

Y de materializar ceremonias de amor, la vida misma.

Nos verán hacer todo lo cotidiano,

Nos verán en todo…, en nada.

Quien vea en verdad, verá hacer de lo cotidiano la reverencia a lo sagrado.

Nos verán en todo lo profano

Y estaremos sacralizándolo todo.

 

Septiembre, otro momento en este ciclo vital con su Equinoccio es quien manda en la calle, celebremos.

 

Es mi deseo que este Equinoccio de Primavera en sus múltiples manifestaciones sobre esta Pacha y en cada uno tenga un efecto vivificante y renovador de energía vital y que ésta se manifieste de manera edificante y solidaria con los que nos rodean.
Para eso, seguramente cada uno tocado por el ángel de la Primavera, estimulado por lo primitivo y salvaje verá la manera de manifestarse a favor del respeto y la unidad en toda esta diversidad.
Feliz Pasaje en este viaje iniciático llamado Vida

 

wamani kunturi lokni

Un blog con los diarios de George Orwell, 70 años después

La iniciativa es de una profesora de la Universidad de Westminster, Londres, y contempla la publicación en tiempo real de los diarios del escritor. El proyecto busca acercar a las nuevas generaciones al autor de "Rebelión en la granja" y "1984".
 

Los diarios de George Orwell están siendo publicados en tiempo real a través del blog "Orwell diaries". La iniciativa surgió gracias a Jean Seaton, una profesora de la Universidad de Westminster en Londres, que además de ser la administradora del espacio fue la que tuvo la idea de plasmar los escritos de Orwell en Internet.

Los diarios domésticos del escritor datan de 1938, y son publicados en el mismo día en el que fueron escritos, pero 70 años después. El blog comenzó a publicar un 7 de septiembre, el mismo día –pero en 1938- que Orwell escribió su diario por primera vez. Así, en Internet se reproduce una copia fiel del original, manteniendo los errores de ortografía, que en el blog son señalados con una marca que aclara que así figuraban de la mano del escritor.

Los chicos involucrados en el proyecto afirman que de esta forma se busca captar más atención en la Web para convertir al autor de "Rebelión en la granja" y "1984" en un personaje más relevante para las generaciones más chicas. "Creo que hubiera sido blogger", afirmó Seaton, ya que el escritor era prolífico como un blogger moderno y devoraba las noticias, recortando los artículos que captaban su interés y buscando distintas opiniones acerca de un tema. Sin embargo la profesora aclaró que "el diario no incluye al Orwell más polémico, éste es más calmo y observador".

El material que está siendo re-impreso puede encontrarse en el archivo Orwell de la University College de Londres y en las obras completas del autor, pero –según explicó Seaton- "la gente no suele acercarse a estos lugares. Pensé que si publicaba sus diarios en tiempo real, algunos lo encontrarían atractivo". Y parece que no se equivocó, ya que el blog ya lleva 50.000 visitas. La profesora tiene pensado seguir publicando por lo menos hasta 2010.

Orwell falleció en 1950 y nunca tuvo oportunidad de publicar de forma espontánea sus memorias, que ocupan casi 20 volúmenes. Ahora, están disponibles en los "Orwell diaries".