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Ecopsycología

Mutatis Mutandis

“El Museo de La Plata debe pedir perdón a las comunidades indígenas”

El fotógrafo radicado en la capital bonaerense cuenta su experiencia de trabajo adentro de la institución académica. "Hay grupos de tareas en la Universidad que desaparecen archivos", denuncia. También se refiere a su libro sobre los trabajadores del Ingenio La Esperanza de la provincia de Jujuy, realizado con imágenes recuperadas de una supuesta "expedición científica" de 1906 y con otras de su autoría, tomadas un siglo después. La historia de quienes "no quieren volver a aparecer nunca más en una foto donde fueran humillados".

Entrevista: La Flecha (Radio Estación Sur, La Plata)

Xavier Kriscautzky cuenta que lo echaron del Museo de La Plata por este material, y eso ya parece suficiente para tomarlo con atención. Desmemoria de la Esperanza fue editado en el 2007 por el Ministerio de Educación de la Nación y, según explica, pone en cuestión a "nuestros pro-hombres de la ciencia" como Perito Moreno, verdaderos "intocables" en el universo académico. La publicación contó con una tirada de 20.000 ejemplares, y fue distribuido en 18.000 bibliotecas de todo el país. Su difusión se dio en el contexto de numerosos reclamos sobre el Museo por la exhibición de restos humanos de indígenas "recolectados" en el marco de la Campaña del Desierto, una suerte de trofeos de guerra de una cultura, la occidental, que se impuso con violencia sobre las culturas preexistentes.

-¿Cómo se genera la idea de hacer Desmemoria de la Esperanza?

Desmemoria de la Esperanza en realidad es un libro de recopilación fotográfica que se hizo de los archivos del Museo de La Plata, en un proyecto que en el año 2004 al 2006 lo financió la Secretaria de Ciencia y Técnica en función de rescatar el archivo histórico fotográfico del Museo.

El Museo de La Plata, si bien yo alcancé a rescatar unas tres mil placas de vidrio de un archivo totalmente abandonado en los subsuelos del Museo, cuenta con un archivo que debe superar las diez mil placas distribuidas en distintos laboratorios y cátedras. De ese archivo en particular, el libro es de un grupo de fotografías, de unas trescientas fotos, que llamó poderosamente mi atención porque se trataba de un trabajo de antropometría -de 1906- de un antropólogo alemán, de Lehmann-Nitsche, y fotografiado por otro alemán, entomólogo y fotógrafo del Museo, que era Carlos Brunch.

El libro trata de esta recopilación, desde la mirada no científica ni antropológica sino desde la mirada de un fotógrafo que al ver los rostros de la humillación, los rostros de la explotación, los rostros del destrato a las comunidades originarias que trabajaban en la zafra, decido hacer el rescate y, a medida que iba mirando esas fotografías -son unas placas muy grandes de vidrio de 18 por 24, el nivel de copia llegó a ser muy bueno-, iba acumulando bronca, la bronca de ver que no solamente se fotografiaba a personas sometidas sino que cien años de historia, estábamos transitando el 2006, cien años de historia no habían echo que nadie revisará esas fotografías publicadas en algunos anales del Museo, desde un mirada absolutamente humana y no desde la descriptiva. Entonces yo me pongo a hacer esa mirada como fotógrafo, no como científico ni como investigador.

En el 2006 se cumplían cien años de aquella expedición y decidí ir a Jujuy, al mismo lugar, al mismo ingenio, a ver si encontraba los rastros del pasado. Para mí sorpresa más que los rastros encontré los rostros del pasado. Estos grupos étnicos, por llamarlos así desde la antropología, esta gente, conservaba los mismos rostros de aquellos indígenas que habían sido sometidos cien años antes en la zafra. O sea estas comunidades habían quedado allí. Y lo que hago yo es un trabajo en espejo del pasado y el presente donde no solamente muestro que esa gente está allí todavía sino que sigue sufriendo la exclusión social que cien años no pudieron borrar y la discriminación que cien años no pudieron borrar.

-¿Cómo fue esa realización en lo que es trabajar el archivo desde una institución tan importante y tan cerrada, si se quiere, como lo es el Museo Nacional de La Plata?

Es importante, en todas las personas, en cualquier cosa que hagan, preservar la capacidad de indignación y tal vez con esa capacidad de indignarse es que uno tiene una mirada un poquito más rebelde que la mirada habitual de pensar que todo se justifica por el contexto de una época o todo se puede justificar en el ’contexto de’ y si siempre pasó por qué no va a seguir pasando. Entonces mi indignación más fuerte fue cuando descubro ese material en el Museo y lo planteó a las autoridades como un material fantástico para generar el debate. Las autoridades del Museo me dicen "Ese tema no se toca; ese tema no se discute. El Museo ya está siendo cuestionado por exhibir los restos de comunidades que hoy están vivas, por haber profanado cementerios de quienes todavía creen en las mismas cosas. Y no, eso no se puede mostrar". Como esas cosas se dicen pero no se escriben, yo decidí mostrarlo de todos modos. Claro que también, así como en la sociedad hay grupos de tareas instalados que son capaces de hacer desaparecer a (Julio) López, porque es testigo de la perversidad de la dictadura, en la Universidad también hay grupos de tareas instalados que ocultan información ya no haciendo desaparecer compañeros como pasó en el año 76 pero sí haciendo desaparecer archivos. La respuesta de las autoridades del Museo fue quitarme el archivo para que no pueda trabajar. Por supuesto que la justificación legal es que era para llevarlo a un mejor lugar en condiciones de temperatura y de humedad. En definitiva me echaron del Museo por mostrar ese material.

El material en realidad lo que está cuestionando es a nuestros pro-hombres de la ciencia. Hay quienes aparentemente son intocables, como lo puede ser Perito Moreno, como el mismo Lehmann-Nitsche, que yo estoy describiendo a través de su trabajo y de sus dichos, no estoy inventando nada que yo diga "creo yo que él haya pensado", lo pensó y lo escribió y es parte de este trabajo.

En definitiva me echaron del Museo de La Plata en el 2006. En ese año yo saqué esta muestra y la expuse en la Biblioteca Nacional. Por allí pasó, en unas Jornadas de Identidad y de la Memoria, (Daniel) Filmus, que era ministro, y me dijo "este material merece ser conocido y visto". Yo a él no lo conocía, tampoco conocía si las intenciones eran reales o eran parte de un discurso, pero me propuso un libro y el libro fue lo que fue publicado un año después.

-¿Qué repercusión tuvo a partir de que se publica el libro, desde la comunidad académica o científica del Museo?

El Museo simplemente lo ignora, las autoridades del Museo, no estoy hablando de todos. Está mal dar nombres porque dicen que esas cosas no se hacen pero la Dra. Silvia Ametrano, directora del Museo, y la Dra. Irina Podgorny, encargada del archivo del Museo, fueron las que a rajatabla defendieron esta situación de ocultar las cosas que guarda este archivo, que es muy valioso en el Museo, y que sería muy interesante algún día que las autoridades del Museo pidieran disculpas a las comunidades por las atrocidades que se han cometido.

-Yo tuve la oportunidad de entrevistar a la directora del Museo y era eso de defender la figura de los científicos y no había una posición clara con respecto a qué hacer con eso. Y desde un sector de la comunidad de investigadores hay también una oposición a que el Museo revise su historia, cómo fue la constitución del Museo.

En realidad es considerar que todo lo que en el Museo está es parte de los trofeos de guerra de una cultura que ha sometido a la otra y por lo tanto esa cultura puede seguir describiendo sobre los materiales de cultura que para esta línea de pensamiento único globalizado, consideran que aquí es parte de un pasado, como otra parte de la sociedad también quiere ocultar el pasado reciente. Pero el pasado reciente existió porque existió un pasado lejano que permitió este marco de impunidad.

Esta forma de pensamiento -aunque ahora vergonzoso y por eso oculto- está totalmente realizado desde este grupo de pequeños poderes o de islas de poder dentro de la Universidad.

Tengo un amigo que dice que el Museo al tener las paredes tan anchas y al ser redondo los genes del Perito Moreno han quedado dando vueltas y a los que están mucho tiempo ahí se les pega y elabora una teoría vinculada a la deriva génica que es muy interesante al respecto.

-Hubo una propuesta de que el libro sea distribuido en las escuelas dentro de lo que fue la Campaña Nacional de Lectura. Me gustaría que cuentes esta experiencia teniendo en cuenta también el desafío que hay en cuanto a la educación de profundizar y de trabajar la línea de los pueblos originarios desde otra óptica, no desde la que se trabaja generalmente.

El libro ha sido muy ampliamente distribuido en el norte y el noroeste argentino. Se editaron casi veinte mil ejemplares y estos están siendo distribuidos. Tanto es así que desde muchas comunidades me están llegando mails pidiéndome libros. Los libros están dirigidos a las escuelas secundarias y ocurre que no hay muchos disponibles. Entonces es también un pedido de disculpas porque no está en mí la solución de poder enviar un libro y les doy la dirección del Plan Nacional de Lectura donde se puede pedir, pero creo que están siendo muy mezquinos porque fue pensado para dieciocho mil bibliotecas escolares en todo el país y eso prácticamente cubriría la edición completa de los libros editados. Quedaron muy poquitos que me dieron a mí y otro poquito que quedan como valor de cambio institucional, pero no hay tantos libros disponibles. Veinte mil parece mucho pero no lo es.

-¿Cuál es el rol hoy de la fotografía, de las artes, de los realizadores audiovisuales, de trabajar sobre estas áreas?

Yo quisiera no estereotipar en roles. Creo que es el rol de las personas con sensibilidad, de las personas sensibles. Las personas sensibles pueden hacerlo a través de la escritura, desde los lazos solidarios que puedan establecer aquellos que tenemos una herramienta tan interesante como la fotografía desde la fotografía, pero estamos en un momento de la sociedad donde esos lazos sociales están muy deshechos, donde esos lazos sociales están, como dicen algunos, en fotografía, que aquellos que hacemos documentales hacemos fotografía demodé porque no entra en el circuito de las galerías rentables o de los galeristas. En definitiva son decisiones de las personas y no de las herramientas que utilicen. Si uno es una persona sensible, comprometida, lo hará desde la pintura, desde del texto, desde de la fotografía o desde la locución, como hacen ustedes desde la radio, desde la transmisión en el periodismo. Pero esto creo que no tiene que ver con la herramienta. No existe el decir "Si sabés fotografía tenés el compromiso de". Si sabés fotografía podés manifestarte en función de lo que vos pensás. Y de hecho todos lo hacemos. El fotógrafo que hace modas es porque en realidad ama el mundo del glamour y el vivir en él y es muy respetable que lo haga y posiblemente su sensibilidad no vaya más allá de la satisfacción de fotografiar a una hermosa modelo o hacer algún otro tipo de fotografía. Pero esto es relativo absolutamente a la sensibilidad de las personas.

-¿Cómo fue la experiencia de exponer las fotos del museo en el Ingenio cien años después?

La decisión, y esto porque había la intención de hacer un documental desde una realizadora española, fue llevar las imágenes rescatadas. Las ampliamos en un tamaño bastante grande y armamos la idea de hacer una muestra fotográfica invitando a las comunidades, fundamentalmente a las ava-guaraní, mal llamados chaguancos, y a la comunidad kolla, que es la que habitualmente trabaja en el ingenio.

El lugar que elegimos fue el Centro Recreativo La Esperanza, que es un palacete, el cual lo habían hecho los ingleses para hacer sus festejos, sus fiestas, sus reuniones, en las que jamás habría entrado un indígena o un criollo. Eso está hoy en ruinas. Limpiamos y entre los escombros hicimos la exposición.

Fue algo muy interesante porque la comunidad kolla dice que ellos no pueden hacer una ceremonia a la Pachamama sino hay un motivo para pedir algo, y el Arete Guazu, por parte de los guaraníes, tampoco puede ser hecho si no es para agradecer algo. Por lo tanto no había sentido de armar; ellos entendían que no podían hacer por pedido de la documentalista española un ritual porque no creían que había que hacer un ritual para las cámaras.

Pero, al ver la exposición montada, la comunidad kolla dijo que quería hacer un ritual a la Pachamama para pedir que la exposición salga bien, que ese material sea conocido por mucha más gente, que se publicara o se realizara una película. Y la comunidad guaraní hizo para agradecer la presencia de las fotos y su pasado, porque ellos del pasado rescataban no solamente el respeto a sus padres y abuelos sino que también rescataban algo que había sido muy importante para ellos y es que ellos para el Pin-Pin, que es el baile que se realiza, se vestían de colores, se arreglaban, muy festivos, y decían que ellos no querían volver a aparecer nunca más en una foto donde fueran humillados. Sus fotos iban a ser de ahora en más el producto del orgullo de ser guaraní. Y por lo tanto hicieron un Pin-Pin, un Arete Guazu en este caso, para agradecer la presencia de las fotos y el haberse reencontrado con el pasado.

 

 

 

«Es el estado del alma lo que determina la salud mental»

«Es el estado del alma lo que determina la salud mental»

La polémica autora del libro La mafia médica prepara el lanzamiento en España de su segundo libro ¿Qué he venido a hacer en esta tierra? (What the Hell Am I Doing Here Anyway?), que estará a la venta a finales del mes de abril. Ambos libros han sido publicados por ediciones Vesica Piscis. Desde que Ghislaine publicó su primera obra en la que pone en tela de juicio el funcionamiento del sistema médico –por ocuparse de la enfermedad, más que de la salud–, muchas conciencias han quedado inquietas. Para avivar estos temas la autora, que transmite paz y seguridad, nos ha concedido un poco de su tiempo para compartir con los lectores de Natural su filosofía de vida.

Entrevista a Ghislaine Lanctôt

Ghislaine Saint-Pierre Lanctôt nació en 1941, su padre y su abuelo eran farmacéuticos y ella empezó la carrera de Medicina para complacerles. «Yo quería ser filósofa. Pero creía que lo de pensar no iba a aportarle nada a la gente. Pensé, voy a hacer algo útil, que beneficie a la población, y como me crié en este ambiente decidí hacer la carrera de Medicina. Al final he dejado todo eso y lo que hago ahora es lo que quería hacer desde el principio». Guislaine está divorciada y tiene cuatro hijos. «Lo que a mí me abrió los ojos –continúa la escritora– fue mi divorcio. Es lo que me despertó. Cuando los niños estaban en casa con su padre tenía tiempo para mí, no sabía lo que era eso, me había olvidado de mí misma. Yo trabajaba pero me ocupaba mucho de la familia, para mí era la prioridad. Entonces como un fin de semana de cada dos no tenía a los niños, estaba obligada a ocuparme de mí misma y es así como empecé a evolucionar, a conocer gente y a descubrir cosas, a salir de la prisión de la familia. Después de esto, viví seis años en Estados Unidos. Yo nací en Montreal (Canadá), pero entre 1984 y 1990 estuve en Estados Unidos. Esta experiencia me abrió los ojos sobre lo que es el negocio de la medicina porque es así como lo llaman allí, aquí en Europa y en Canadá hacen creer que es como trabajar por el bien del enfermo, que es un tema social. A la vuelta de Estados Unidos escribí La mafia médica cuya primera edición se publicó en 1994».

El colegio de médicos le hizo una demanda, el proceso duró un año y desde entonces la escritora imparte seminarios para que la gente entienda y tome conciencia de que es el estado del alma lo que determina la salud mental. «Cómo mejorar el estado de mi alma para mejorar el estado de mi cuerpo», dice Ghislaine.

Pregunta: Su visión actual de la salud es completamente distinta a cuando era médico ¿En qué momento y por qué dio usted un giro radical a su carrera?

Respuesta: A lo largo de los años empecé a ver cosas que no me parecían sensatas, que no tenían lógica, como por ejemplo seguir dando medicamentos aunque no funcionaran, aunque no se curara la persona. Yo no entendía, por ejemplo, como en un cáncer se aplicaba la quimioterapia si lo que hace es enfermar aún más a la persona que acaba por morirse de todos modos.

Cuando aparecieron las medicinas suaves pensé que eso era interesante, y yo he ido a encontrarme con personas que practicaban la medicina alternativa y entonces me di cuenta de que lo que hacían ellos era muy interesante, incluso mejor que lo que hacíamos nosotros en la medicina convencional. Esas personas me acogieron, me mostraron lo que hacían, cómo actuaban. Y yo pensé: ¿por qué no nos han enseñado esto a los demás médicos? ¿Cómo puede ser que no lo enseñen en la facultad y que además a estas personas las tachen de charlatanes y de estafadores?

Yo me encontré con ellos y vi que eso no era cierto, no eran charlatanes. Así fue como me empecé a plantear cosas. Cuando acabé la carrera de Medicina yo estaba convencida de que hacia el año 2000 ya no habría más enfermedad en el mundo, tenía una confianza ciega en la medicina que me habían enseñado. Sin embargo, yo veía que el tiempo pasaba y que la salud de las personas iba empeorando. Me percaté también de que medicamentos que no funcionan se siguen recetando, y que se practicaba una guerra en contra de las medicinas alternativas. Además yo era flebóloga y había abierto centros de flebología en distintos lugares del país, lo que me llevó a experimentar de cerca el negocio de la medicina tradicional. Y ahí sí que entendí muchas cosas.

P: ¿Qué papel juegan para usted las medicinas alternativas?

R: Las medicinas alternativas producen un bienestar más interesante que el que proporciona la medicina convencional. La medicina convencional corta, quema y envenena. Corta con las operaciones, envenena con la quimio y envenena con los rayos. Las medicina suaves pueden poner orden de forma temporal en el cuerpo, pero como el problema está en el alma, antes o después habrá que afrontar el problema del alma.

Es el alma quien enferma a los demás cuerpos. Por ejemplo: mi trabajo ya no me conviene, tengo náuseas por la mañana cuando pienso que tengo que ir a trabajar, entonces empieza a dolerme la espalda, las rodillas, la tripa. Puedo ir a ver a alguien que practique la medicina suave, va a ayudar a mi cuerpo, puedo tener tratamientos de técnicas energéticas que ayuden a mi cuerpo emocional y mental; pero hasta que no solucione lo que pasa con mi trabajo voy a seguir enfermando porque mi alma me dice «sal de aquí». Es interesante porque el alma entrega un mensaje cada vez más fuerte y cuando no entiendes te lanza un ladrillo a la cabeza: un accidente de coche, un divorcio, alguien que muere en la familia, una enfermedad, perder el trabajo… Algo fuerte para que tú reacciones.

P: ¿Puede ser que a unos les sorprenda un accidente y a otros les anuncien que tienen metástasis?

R: Sí, pero la metástasis no existe, son cánceres secundarios, cánceres que se desarrollan después del primario. Pero no existe esta idea de metástasis, es otra mentira de la medicina convencional.

P: Desde su punto de vista como «médica del alma» ¿cree que hay alguna solución a este tipo de enfermedades?

R: Nunca es demasiado tarde, la sanación puede ocurrir en cualquier momento. El problema es que cuanto más acuda al médico, más miedo voy a tener y más voy a enfermar. Es un círculo vicioso. Por eso yo digo «deja de ir al médico».

P: ¿A usted le va bien esta filosofía de vida?

R: A mucha gente le funciona, no sólo a mí. No es el médico el que puede sanarme, él hace que yo enferme más y acabo muriéndome.

P: Cada vez hay más casos de cáncer cuyos enfermos reciben quimioterapia. ¿No cree que en algunos casos la quimioterapia cura?

R: La quimioterapia es veneno. Normalmente no hace bien a nadie. Hay que saber que hay siempre un conflicto, cualquier enfermedad es psicosomática. Siempre hay un conflicto a raíz de una enfermedad, pero si yo identifico el conflicto y lo soluciono, la enfermedad se va. Es así que yo entendí que la medicina estaba totalmente controlada por el dinero. Entonces, lo que nosotros hacíamos como médicos era enfermar más a las personas para así generar ganancias para la industria. Entonces, ¿qué es la salud? En la facultad sólo me enseñaron lo que es la enfermedad. Entonces, ¿qué es gozar de buena salud? Yo llegué a la conclusión de que el cuerpo sólo manifiesta el estado del alma. Y cuando mi cuerpo está enfermo es porque mi alma está enferma. Entonces el cuerpo por sí solo no enferma, es como un espejo que refleja lo que pasa dentro. Para ver mi alma, miro mi cuerpo y veo lo que hay en mi alma. Entonces no sirve de nada tratar sólo el cuerpo. Hay que mirar el alma, ¿qué es lo que no funciona en el alma, cuál es la enfermedad del alma? Es la guerra.

Porque mi alma me dice internamente que haga algo y mi ego me dice que haga lo contrario. Entonces hay una guerra interna. La enfermedad es siempre la manifestación de un conflicto dentro de mí. Hay dos aspectos: el cuerpo y el alma. ¿Qué quiere el alma? El alma quiere la emancipación del ser y el cuerpo quiere la seguridad del haber, del tener. Cada uno tira por un lado, el estrés significa la guerra interior. Cuando trato el alma, todo el cuerpo se alinea sobre este equilibrio. No quiero decir que no haya que cuidar el cuerpo físico, sino hacer las cosas en el orden correcto. Primero el alma, después el cuerpo mental, después el cuerpo emocional y después el cuerpo físico. Y lo solemos hacer al revés. La medicina convencional se encarga del cuerpo físico, y no trata el resto.

P: ¿No cree que la propia sociedad demanda que el médico se ocupe del cuerpo físico y le dé una medicina para el dolor?

R: Absolutamente. La sociedad misma, nosotros somos los que creamos esta mafia a nuestra imagen y semejanza. El problema es que damos prioridad al «tener» sobre el «ser», ése es el desorden, priorizar el cuerpo en vez del alma. Para volver al orden hay que dar prioridad al alma en lugar de otorgársela al cuerpo, eso genera orden, paz y salud. Eso, en definitiva, es la salud.

P: Eso es mucho más complicado que tomarse un pastilla…

R: Cierto, pero ¿qué hace una pastilla? Te da la ilusión de que estarás mejor, pero con el tiempo reaparecen los síntomas.

P: En el caso del paludismo, por ejemplo, alguien sano se enferma por beber agua contaminada, ¿también en este caso insiste en su teoría?

Eso es válido para todo. No hay ningún microbio exterior que pueda enfermar, soy yo la creadora de mis enfermedades. Y ésta es la verdadera enfermedad del alma, el no saber que soy yo quien la está creando. Como yo pienso que no soy responsable, me imagino creadores exteriores: microbios, tumores, etc. Por ejemplo un simple catarro: hace frío, me cojo un catarro. Y por lo tanto puedes tener un catarro en verano, es un sinsentido, no tiene nada que ver con el frío. Con esta estructura de pensamiento voy generando la guerra hacia los factores exteriores. Y por eso se crearon las vacunas. ¿Qué son las vacunas? Dar la enfermedad de forma más debilitada para que el cuerpo reaccione. Es decir, no tengo la enfermedad pero si algún día la contraigo, sería menos grave porque ya me he puesto la vacuna. Te voy a dar otro ejemplo, tengo miedo de que mi hija sea violada. Entonces le voy a dar un violador debilitado, entonces si un día la violan será menos grave porque habrá tenido un pequeño violador y entonces estará preparada. La vacuna funciona igual. Es algo de locos. Vivir en el desorden lleva a este tipo de locuras. Por ejemplo, la gripe aviar. ¡Es extraordinario! Cerca de donde vivo había una experta muy seria que vino de parte de las autoridades médicas y nos ha dado cifras: en el plazo de nueve años se murieron cerca de 152 personas de gripe aviar en el mundo, solo en Canadá mueren cada año 10.000 personas por errores médicos, no de enfermedad sino de equivocaciones. ¡Yo creo que más bien habría que vacunar a los médicos! (risas). No hay epidemia, no hay nada. Entonces se ha creado una pandemia a escala mundial, en la cual se han gastado millones de dólares para tratarla pero no hay nada. Esto está en preparación desde hace muchos años. Llevamos de cinco a siete años oyendo hablar de una pandemia. ¿Cómo se puede anunciar que va a haber una pandemia? Una epidemia surge, ocurre, pero no la puedo prever, es un montaje.

P: Pero la gente tiene miedo…

R: Sí, es una forma de manipulación mental para llevarles a pensar que va a ocurrir una epidemia. Y un día cuando ocurra las autoridades dirán que ya lo habían previsto. Es algo que está preparado desde hace mucho tiempo, hay un proceso escondido detrás de esto. Yo no sé exactamente lo que es, puede ser por ejemplo ponerle a todo el mundo un chip electrónico porque cuando hay una campaña de vacuna se puede poner cualquier cosa en la jeringuilla. Así que es posible que haya una estrategia que consista en decir que hay una epidemia y que hay que vacunar a todo el mundo y entonces pondrían el microchip. Yo estoy segura de que hay algo detrás, un propósito escondido en decir que hay una epidemia y que hay que tener cuidado. Es una hipótesis. De todos modos sea para lo que sea el propósito es el control sobre la población.

P: ¿Tiene todo esto algo que ver con la trilogía de la mentira de que habla en su libro La mafia médica?

R: Absolutamente. Hablo mucho de las vacunas en el libro y lo que yo digo a este respecto en el libro es lo que desencadenó la ira del colegio médico. Porque las vacunas no se tocan, son sagradas, puedes hablar de cualquier cosa, la industria, los medicamentos, pero cuidado con las vacunas. Porque las vacunas otorgan importantes ganancias a la industria, pero a las personas les puedes transmitir cualquier cosa. La vacuna es un medio para producir genocidios con un blanco específico.

Cuando se quiere distribuir a un pueblo o a una raza, la administran, mira lo que está ocurriendo en África. Ellos lo llaman sida, pero ¿qué significa sida? «Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida». Entonces es el propio sistema inmunitario que se ha debilitado, de modo que cualquier afección es mucho más grave.

P: ¿Quién está detrás de toda esta estrategia?

R: Los que mandan. Hay un gobierno mundial que tiene todos sus ministerios, para la salud es la OMS, pero también están la UNESCO, UNICEF, FAO, FMI, Banco Mundial, etc. Todos los países miembros de la ONU obedecen las órdenes del gobierno mundial.

P: ¿Ve solución para esta situación?

R: Sí (risas) sino mal vamos. La solución que yo propongo en el libro es la soberanía individual. Es tomar conciencia como persona individual de que soy yo la que tiene el verdadero poder. Por ejemplo, los McDonald’s, cuando la gente deja de ir a estos restaurantes la empresa se debilita, son las multinacionales, que son todopoderosas. Si yo dejo de comprar y de dar dinero a las multinacionales ya no valen nada, no ganan dinero. Si los enfermos dejan de ir al médico, se derrumba el sistema médico, si dejo de pagar impuestos no hay gobierno. Entonces ¿dónde está el verdadero poder?, en la persona y la palabra SOBERANÍA, significa el poder último, el más alto, que siempre hemos pensado que estaba fuera y está dentro de nosotros.

Si pensamos en el poder más elevado, pensamos en Dios. Y ¿qué es Dios? Es el espíritu que crea todo el universo y esto está dentro, no fuera. La solución viene cuando yo tomo conciencia de quién soy verdaderamente y que voy a comportarme tal y como yo soy, encontraremos la salud perfecta y la inmortalidad, que es más interesante que morir ¿no?

P: Y ¿Cuál es el primer paso que debemos dar?

R: Primero empieza por tomar una decisión, que consiste en dar rienda suelta a mi alma, es mi alma quien manda y no el ego, entonces dejo de pelearme, significa escuchar lo que me dice mi alma. Por ejemplo, mi alma me dice: «deja este trabajo, ya no resuena contigo, deja de hacer eso»; pero el ego me va a decir: «No, ¿estás loca o qué?, tienes que pagar el alquiler, sostener la familia, ser buena madre o buen padre...». Esa es la guerra, entonces dejo de pelear y escucho a mi alma. Y el ego empieza a agitarse y a ponerse inquieto ¿qué va a pasarme? Quiere controlar, es su función. ¿Qué va a ser de mí? Pues no lo sé, soy yo la que va creando qué va a pasarme. ¿Me voy a pelear conmigo misma? No, voy a hacer las paces.

Algo que se puede hacer varias veces al día y que mejora automáticamente cada vez la salud es decir la verdad. Mentimos todo el tiempo, pero incluso sin darnos cuenta, estamos tan acostumbrados a hacerlo… tenemos mentiras gordas y otras que se llaman «medias verdades», pero la mitad que falta es una mentira. Y hay otra categoría de mentiras que son por omisión. Y esto se llama un secreto. A veces mi hijo viene a verme y me dice: «Mamá, tengo que decirte algo, pero no se lo digas a nadie». Si es un secreto y tú no puedes guardarlo, no me pidas a mí que lo guarde. Si para ti es un secreto y me lo transmites a mí porque pesa mucho sobre tus hombros, yo tampoco lo voy a guardar.

Son cosas del día a día. Si me quedo en la mentira y siempre estoy mintiendo, poco a poco voy destruyendo mi salud. Miento porque tengo miedo, es el ego el que miente, el alma nunca miente, dice que diga la verdad. Cosas así pequeñas hacen que vaya mejorando mi salud en vez de empeorarla.

¿Qué es la fiesta del día del padre o del día de la madre? Son fiestas comerciales que me están obligando a celebrar la fiesta y comprarle algo. ¿Qué estoy celebrando con esto? Celebro que mi madre se ha sacrificado toda su vida por sus hijos, que ha luchado toda su vida para mantener su papel de madre o celebro que mi padre toda su vida ha trabajado para conseguir que su familia viva bien. En definitiva, celebro que mi madre y mi padre han hecho todo lo posible para seguir juntos y mantener a la familia unida. Celebro la enfermedad y la muerte, hay que pensar en eso. ¿Qué es el padre y la madre? La muerte. Cuando esas personas se han quedado juntos aunque no tengan nada que ver unos con otros, ya se ha acabado la cosa, pero se han quedado juntos para que la familia se mantenga unida, en vez de escuchar a su alma. Y yo voy y digo, «gracias». Otro ejemplo cercano sería celebrar el día del padre o de la madre. Y podría explicar a mis padres que no voy a celebrar ese día, que tengo gratitud y reconocimiento por todo lo que han hecho por mí, pero que no voy a celebrar un rol, un papel que destruye el alma, hace que envejezcamos y muramos. Y entonces, ¿qué dirá mamá? Lo que me impide tomar esta decisión es el miedo a que mamá o papá no me quieran porque sigo esperando el amor exterior. En vez de darme cuenta de que el amor está dentro de mí, soy yo quien puedo amarme a mí misma. Si voy buscando el amor exterior, sufro. Si yo vivo con amor por mí enfocado hacia mi interior, no por miedo de lo que la gente pueda pensar de mí, mi salud mejora. Entonces vamos a ser seres inmortales, eso no significa que nos vamos a quedar por siempre vivos aquí, sino que puedo encarnarme y desencarnarme a voluntad. Puedo materializarme y desmaterializarme, depende de mí.

Es una cuestión de la evolución de la conciencia humana y cuando haya suficiente número de personas que sean conscientes de esto, vamos a alcanzar la masa crítica. Hay personas que darán el salto y otras que no. Eso ya se pude ver, son más o menos 100.000 personas sólo en el planeta. Por ejemplo, toco aquí y siento un bulto en el pecho. Tengo dos posibilidades o me quedo aquí quieta y no hago nada o me voy corriendo al médico. Si voy al médico me va a decir que tengo un cáncer. En la mente está escrito «Cáncer igual a muerte». Entonces si yo he sentido miedo y he ido al médico, el doctor me ha asustado aún más y me recomienda quimioterapia. A mí eso no me agrada porque la gente que conozco que se la ha hecho se pone verde, siente náuseas, no tiene pelo y tienen un estado muy debilitado y triste. Entonces cada vez tengo más miedo, cada vez estoy más enfermo y cada vez me acerco más a la muerte.

Eso ocurre si tomo la opción del médico. En el otro caso mi cuerpo me muestra que hay un conflicto interno, el bulto en este pecho es un regalo que me hago a mí misma, no quiero quitármelo, es mi espejo el que me está indicando algo. Le voy a decir al bulto: ¿qué tienes que decirme?, háblame. Gracias por manifestarte. Te escucho, háblame de mi conflicto. Entonces yo digo a mi alma: te dejo libre. Voy a vivir y sentir el miedo a morir. De esta forma yo puedo sanar definitivamente, no una remisión temporal, una verdadera sanación.

Por ejemplo, ¿qué es un divorcio? Una ruptura. Algo me dice: «no, no te tienes que divorciar, quédate junto a esa persona» y algo me dice: "no, ya se acabó". Actualmente hay más divorcios porque la conciencia se eleva y la gente hace más caso a sus sentimientos. El divorcio y dejar un trabajo no son buenas opciones para la seguridad del haber. Hay cada vez más personas que dejan carreras brillantes porque ya no le encuentran sentido a lo que hacen. Es normal porque la conciencia se eleva.

Si no hago caso a mi alma y sigo en ese trabajo me enfermo y cuando voy al médico me manda antidepresivos. ¿Y qué son los antidepresivos? Son drogas que hacen que yo ya no sienta nada. «Mi trabajo bien, seguiré con él». Con ayuda de estas pastillas soy efectivo y puedo seguir pagando la hipoteca.

Algo que causa mucho estrés es el endeudamiento de las familias. Una manera de sanarse es salir de este sistema de endeudamiento porque supone esclavitud. Es la «simplicidad voluntaria» es un movimiento social de gente que lo adopta deliberadamente. Yo no lo recomiendo como movimiento social, pero sí como medida temporal para salir de esta trampa. De forma que las necesidades materiales dejan de ser la prioridad en mi vida y más bien es el alma lo prioritario. La «simplicidad voluntaria» consiste en reducir las necesidades materiales. Por ejemplo si tengo una casa grande con una hipoteca muy elevada, un cochazo a juego con la casa, hijos que visten de marca, van a una escuela privada, etc. Todo eso cuesta dinero y tengo que seguir trabajando, pero ya no me gusta mi trabajo y ahí estoy preso y eso es un estrés tremendo. La persona piensa que no tiene salida: si dejo mi trabajo ya no seré capaz de ofrecer caprichos a mis hijos, perderé a mis amigos pijos, mi prestigio, mi mujer, reputación… No se puede imaginar la vida sin nada de eso, pero es posible. Vendo la casa, vendo el coche, vamos a una casa más pequeña, los niños dejan de ir al colegio público y se les manda a uno privado y así tengo tiempo para mi alma. Eso es realmente la salud, esas cosas de la vida cotidiana son las que hacen que mi salud esté mejor o peor.

P: Usted demostró ser muy valiente cuando escribió el libro La mafia médica que le costó la expulsión del colegio de médicos, supongo que vivió un conflicto importante. ¿Cómo se decidió a dar el paso?

R: Yo sabía que publicando este libro se acababa para mí la carrera de medicina. Yo me acuerdo de ese momento y me dije: «Si no escribo este libro, me muero». Quizás no hubiera muerto rápidamente, pero sí a nivel del alma. No fue tan difícil, más difícil fue dejar mi papel de «buena madre».

P: ¿A qué se refiere?

R: Mis niños ya no lo son, ya no soy madre. Tuve que dejar de preocuparme por mis hijos. Un pasaje importante fue que mi casa ya no era más su casa. Yo tengo dos hijas y cada una de ellas había dejado en mi casa dos tazas para el desayuno. Hace más de un año llegó una amiga y me ofreció dos tazones, no tenía sitio para ponerlas todas y decidí quitar las tazas de mis hijas. ¡Eso fue tremendo! Era como un enlace, un símbolo del vínculo con mis hijas y se trataba de cortar ese tipo de lazos. Entonces una dijo que vale y la otra dijo que ni hablar y volvió a colocar la taza en su sitio. Yo le dije: «pues tú haz lo que quieras, pero yo ya he hecho lo que tenía que hacer».

P: El desapego, entonces, ¿tiene que ver con conseguir una buena salud?

R: Sí, desapegarse de los papeles de madre, de hija, etc. Cuando estoy apegada a algo es que tengo miedo de perderlo y si tengo muchos apegos no puedo avanzar. Con mi libro La mafia médica todo se fue, el título de médica, la profesión, pero para mí era muy fácil. Cada uno tenemos cargas y apegos distintos. También hay gente que tiene apegos a los apellidos y tiene hijos para perpetuar el apellido de la familia.

Equinoccio de primavera

Dice un relato de la creación “…para distinguir entre el día y la noche y que sean para señales y fechas, para días y años” Génesis 1:14.

 

Ciclos de nacimiento-muerte-nacimiento

La Pachamama vive en nosotros, somos parte y parte de ella, no a modo de entes desconocidos y extranjeros. Toda la creación vive en nosotros y somos manifestación de esa creación en un andar ético-estético con implicancias sociales-culturales-espirituales-económicas-psíquicas-biológicas-políticas; tener en cuenta esto permitiría agenciar una mirada sobre lo que nos rodea desde Ayni con todo y con todos.

 

El sentido o la importancia de “Celebrar en actitud y sintonía con la Pachamama este equinoccio de primavera” ayuda a poder reedificar espacios copados por un malestar mufado de inconformismo; transmutando esos espacios en otras realidades posibles y que sí hagan referencia a lo humano; claridad, honestidad y compromiso con uno mismo, con el medio que nos rodea y con los semejantes es la propuesta.

Según el relato bíblico de la creación fueron creados el Sol y la Luna, al crearlos se establecen medidas de tiempo básicas y universalmente aceptadas por toda la humanidad. El día, mes y año son determinados por el Sol, en su cíclico recorrido sale y se oculta dando la medida al día. En la traslación de la tierra sobre su eje frente al Sol se acortan los días en el invierno y se alargan en primavera y verano, dando un ciclo completo el nombre de año; tiempo que dura la traslación de la tierra alrededor del Sol.
El mes desde su nacimiento está relacionado por el ciclo de la luna, pasando por la luna llena, decreciendo hasta desaparecer antes del cíclico nacimiento teniendo en cuenta la órbita de la luna en relación a la tierra.
Dando imagen de permanencia por el Sol y de renovación o cambio por la Luna.

En el hemisferio Sur estamos próximos a participar –desde distintas manifestaciones- al equinoccio de Primavera.
Si tomamos en cuenta lo dicho anteriormente estamos transitando de manera física una órbita más cercana al sol, los días se alargan, el Sol se siente más fuerte –al estar más cercano a la tierra- se despierta la naturaleza que ha estado dormida en los tres meses anteriores y en una estación llamada Invierno.

Quisiera, si se me permite poder realizar una lectura –y esto tan solo desea ser una lectura de estos “signos”- que imprimen y alimentan la subjetividad.
Para eso, no por nada me he referido en el comienzo de este artículo a la tradición Hebrea, tomaré como referente a la tradición Hebrea intentando releer esto en las tradiciones que nos llegan a esta parte del mundo –Sur- para –nuevamente participar de una interpretación a esta importante celebración. La Primavera, o la entrada al Equinoccio de Primavera.

Si en el invierno está todo dormido bajo la tierra, las semillas esperan la señal para darse a conocer. Si las personas guardan su cuerpo del frío y los animales invernan y tienen sus crías para luego en la primavera poder “salir”, alimentarse, crecer y todos peregrinos sobre esta tierra transitarla y hacerla producir.
Si todo o algo de esto es y tiene razón puedo decir que hay un “Paso” de un estado a otro. Muerte-Nacimiento, esto de manera cíclica y manifestándose no solo en las estaciones sino también en las distintas actividades culturales, sociales con implicancia psicológicas y biológicas.
El pueblo Hebreo a este paso lo llama Pésaj, en español lo llamamos Pascua y significa “Pasaje”, “Paso”.
Si bien es cierto que esta palabra –si seguimos el relato bíblico- es utilizada para la celebración del paso del yugo a la liberación, al cruce del pueblo de Israel por el Mar Rojo, todo esto tiene impacto en la subjetividad y por eso me permito sin querer forzar el texto del relato a tomar las diferentes maneras que este “pasaje” tiene en la subjetividad humana y en su manera de manifestarse en la creación.
Bien es sabido que para la tradición cristiana es el paso de la “Muerte a la Resurrección de Jesús el Cristo”.
Para la tradición Anglosajona con influencia Celta lo llaman Easter, dando referencia a la festividad realizada en honor y en torno a la diosa Eastre -Primavera.
Podemos tomar sus símbolos también, como el conejo y el huevo, símbolos de fertilidad y en donde se aloja la vida por nacer y que se manifiesta con el “Pasaje” de la Muerte a la Vida. De ahí los famosos huevitos de pascua.

Despertar
Pero, si se mira bien no son festividades tan distanciadas, tanto Ester, Pésaj, La Pascua dan el símbolo acabado y profundo del tránsito de la Muerte a la Vida –Resurrección; el nacimiento a una nueva vida.
Para la tradición hebrea, el paso a la Tierra Prometida; para los cristianos la resurrección de Jesús y el inicio de un ciclo en donde Muerte-Nacimiento se conjuga en un juego cíclico dando paso desde el Invierno a la Primavera, ciclo fértil y lleno de significada alegría, pues la vista se recrea ante la creación toda florecida y plausible de dar frutos. La tierra dormida se despierta y con ella toda una peregrinación de aromas, figuras, olores impregnan y estimulan los sentidos.

Tengamos presente lo siguiente –si has sido paciente al leerme hasta aquí-, la fecha señalada como Easter (Hemisferio Norte) coincide con el Equinoccio de la Primavera. De hecho la diosa Eastra es Afrodita la diosa del amor; Astarté entre los Fenicios, Demeter para Micenos; Ishtar en Asiria, mas Kali en India.

Con todo lo dicho resta decir que esta tradición de Easter es por supuesto precristiana, luego recreada por los cristianos hasta nuestros días.

Lo interesante en todo esto dicho más arriba es que propone una manera de poder “Celebrar” este “Equinoccio de Primavera” dando lugar al paso de Nacimiento-Muerte-Nacimiento; en actitud de darse a nacer y renacer en y con la naturaleza.
En otros escritos resalto las tradiciones de mis ancestros en este Hemisferio Sur, reconociendo que todo tiene un espíritu que anida, vive y se manifiesta en todo lo creado y no creado.
Nuevamente resalto este aspecto desde otro lugar –reconociendo las diferencias (sean de tradiciones o de manifestaciones) como parte de una realidad que vivimos, tendiendo e intentando poner luz de unidad entre toda esta diversidad y de la que formamos parte con nuestras maneras de manifestar-nos en esta creación.

Los mayores que me preceden en tradición celebran el Equinoccio de Primavera como el paso al nacimiento, la tierra da sus frutos luego de haber convivido y trabajado con ella, la tierra con su poder creador se renueva e invita a renovarse.
Cambiar el ropaje, ponerse de colores para estar en unidad con la Pachamama y todas sus manifestaciones.

Se puede celebrar –como han visto- desde distintos estados y tradiciones pero con actitud de darse a nacer… dejarse nacer en solidaridad con la tierra.
Las tradiciones en estrecha relación con la tierra danzan al son del “cambio” y “fluir” de ciclos en el espíritu de ser cocreadores de realidades.
 

Es septiembre quien manda en la calle

Cambios que deben llegar.

Arribas las aguas del cielo azul,

Abajo nosotros danzando al son del latir del tambor-corazón.

…un hilito de luz anima sonrisas.

Celebrando el espacio sagrado de la vida.

Septiembre, nos ve renacer en su equinoccio, es el momento cuando lo escondido se hace luz, se hace espacio entre nosotros.

Ritual de la vida

Ritual de la sangre

Ritual del encuentro

Y de materializar ceremonias de amor, la vida misma.

Nos verán hacer todo lo cotidiano,

Nos verán en todo…, en nada.

Quien vea en verdad, verá hacer de lo cotidiano la reverencia a lo sagrado.

Nos verán en todo lo profano

Y estaremos sacralizándolo todo.

 

Septiembre, otro momento en este ciclo vital con su Equinoccio es quien manda en la calle, celebremos.

 

Es mi deseo que este Equinoccio de Primavera en sus múltiples manifestaciones sobre esta Pacha y en cada uno tenga un efecto vivificante y renovador de energía vital y que ésta se manifieste de manera edificante y solidaria con los que nos rodean.
Para eso, seguramente cada uno tocado por el ángel de la Primavera, estimulado por lo primitivo y salvaje verá la manera de manifestarse a favor del respeto y la unidad en toda esta diversidad.
Feliz Pasaje en este viaje iniciático llamado Vida

 

wamani kunturi lokni

Entevista a Willigis Jäger, teólogo, beneditctino y maestro zen

«En el siglo XX se mataron mutuamente cien millones de personas y ninguna moral sirvió»
Ratzinger me prohibió hablar en público, pero no le hice caso por motivos de conciencia
Con un gran número de seguidores tras sus conocimientos sobre mística de las religiones, el alemán Willigis Jäger habló ayer en el Ateneo Jovellanos de Gijón sobre «La irrupción a nuestro ser verdadero». Monje benedictino, maestro zen y maestro de contemplación, abarrotó el aula. Lo entrevista Javier Morán en La Nueva España.

¿A qué monasterio benedictino pertenece usted?

-Vivo fuera del monasterio porque estoy exclaustrado. Benedicto XVI,
cuando aún no era Papa, sino en su anterior puesto en la Congregación
para la Doctrina de la Fe, bajo el nombre de Ratzinger, me prohibió
hablar en público.

-¿Por qué?

-Pensó que yo ya no interpretaba correctamente el catolicismo.

-¿Se defendió usted?

-Le escribí una carta diciéndole que no iba a hacerle caso por motivo
de conciencia y por motivos pastorales.

-¿Por qué un benedictino acude a la espiritualidad oriental?

-En la Iglesia católica no se enseñó la oración contemplativa y aún
hoy día sigue habiendo dificultades con esa enseñanza.

-¿Conoció al jesuita Anthony de Mello, también amonestado por la Santa Sede?

-Parecido problema al mío.

-Le acusaron de panteísta.

-A mí me acusan de monista, pero lo que yo enseño no tiene nada que
ver con ello.

-¿Es compatible la espiritualidad oriental con el credo católico?

-Existe una espiritualidad transconfesional y a ésa me dedico. Pero
eso no significa que yo tenga que dejar la confesión católica.

-El teólogo Rahner decía que el siglo XXI, o es místico, o no será nada.

-Yo también creo eso, porque, o bien hacemos experiencias en el
espacio transpersonal, o no vamos a poder sobrevivir como especie
humana.

-¿Qué significa experiencia transpersonal?

-Nuestra personalidad es un logro de la evolución, pero al mismo
tiempo significa una limitación. Nuestra conciencia tiene que
ampliarse. Nos hemos desarrollado desde una conciencia prehomínida y
de allí evolucionamos hacia una conciencia mágica, luego mítica, luego
mental racional, pero no podemos quedarnos ahí.

-¿Qué es ese ahí?

-Provenimos de un paraíso en el que alguna vez nos sentimos en una
unidad simbiótica con la naturaleza, y lo que llamamos pecado original
no es otra cosa que el haber desarrollado la conciencia individual
fuera de esa simbiosis. Pero, apenas salimos de ella y pudimos decir
tú y yo, empezó a matar Caín a Abel. Desde entonces nuestra especie no
ha hecho otra cosa que matarse mutuamente y eso se ha agravado
muchísimo. Hemos llegado a un punto donde no sabemos cómo va a seguir
esto. En el siglo pasado se mataron mutuamente cien millones de
personas y ninguna moral surtió efecto.

-¿Por qué?

-Esas frases de «debes hacer», o «tienes que», no han hecho adelantar
a nuestra especie humana para nada. Los grandes profesores y
sacerdotes del mundo fueron un fracaso en este sentido. No estoy en
contra de los profesores o de los sacerdotes, pero sus enseñanzas no
han ayudado a los hombres.

-¿Alternativas?

-Tenemos en nuestro interior posibilidades para comprender la realidad
de un modo que no puede abordarse con la razón. Nuestra conciencia
personal supone un gran logro de la evolución, pero al mismo tiempo
supone una limitación. Caer en la cuenta de esa limitación es esencial
para nuestra especie.

-¿Cuál es esa limitación?

-Creemos que la conciencia del «yo» supone la única posibilidad de
comprender. Pero eso es igual de tonto que cuando creíamos en el
pasado que la Tierra era el centro del universo. Con esa concepción
nos hemos orientado hacia un gran egocentrismo, que es la fuente de
todos los males que conocemos en el mundo. El egocentrismo nos ha
llevado al borde de la desaparición.

-¿Cómo superarlo?

-Para salir de esa limitación hay que entrar en el nivel de la unidad.
Entonces vemos que somos uno con todo y que sólo existe uno. Una red
de pescador consiste en muchas mallas y una malla sola no tiene
sentido. Cada uno tiene sentido en la totalidad.

-Pero algunas religiones ya predican el amor al prójimo.

-Las religiones predican el amor y dicen «debes amar a tu prójimo
igual que a ti mismo», pero no nos han ayudado las religiones para dar
ni un paso hacia adelante. Decimos «mi religión», «mi confesión»,
…egoísmo, …y los que no estaban de acuerdo fueron quemados. Eso sigue
igual en el presente: sunnitas y chiitas, judíos y musulmanes,
fundamentalistas en la Iglesia católica. Todos dicen «yo, yo, yo…».
Todos los problemas del mundo resultan de ese egocentrismo.

-¿Nada han contribuido las religiones?

-Sólo cambiaremos si entramos en un nivel nuevo de conciencia, en el
espacio transpersonal. Superar las limitaciones del yo es algo que la
mística de Oriente y de Occidente siempre han sabido hacer, pero se
puede hacer en las religiones y también fuera de las religiones. La
mayoría de las personas buscan fuera de sus religiones.

-Las religiones también han evolucionado.

-Las reformas en las religiones han sido como cambiar los muebles de
un mismo piso. Lo hemos hecho muchas veces y no ha servido de nada. Lo
que tenemos que hacer es subir un piso más arriba en la experiencia de
lo religioso.

-¿Qué hay en ese piso?

-Un nuevo nivel de la conciencia. Se trata de ser más plenamente
humano. Hay que preguntarse qué sentido tienen esos pocos decenios de
mi vida en un universo de miles de millones de años. Ese sentido es
que debo ser plenamente ser humano, y ahora lo voy a decir en la
manera cristiana: Dios quiere ser persona en mí, tal como soy en este
momento, con esta figura que tengo. Es el único motivo por el que
existimos. Por eso bailo esa danza de la vida, pero no soy yo el que
está bailando, sino que estoy bailado. Dios se baila a sí mismo en mí.
El maestro Eckhart dice que Dios se saborea a sí mismo en las cosas.
Ése es el motivo de mi existencia.

-¿Y lo transpersonal?

-Yo tengo una importancia sin igual. Por eso dice Eckhart que si no
estuviera yo, Dios no sería. Por eso tengo un significado único con mi
vida, con esos pocos decenios en medio del universo. Mi ser verdadero
no es la conciencia del yo, sino algo que no nace y no muere. Lo que
soy en lo más intimo es algo que seguirá cuando mi cuerpo físico haya
muerto. Y no soy el único que está bailando, sino que bailan conmigo
muchas personas, que tienen la misma importancia que yo. Cuando
experimento esto, mis actuaciones serán diferentes.

-¿Cómo se hace uno místico?

-La mística es una forma de oración, un camino de oración. Existen
diferentes formas de oración y la mística es uno de esos caminos. Y
muchos cristianos llegan a una frontera con su oración verbal dirigida
hacia un Dios personal y entonces entran en una nueva forma de
oración, y esa oración es una nueva experiencia de lo que llamamos
Dios.

-Esa oración, ¿es la contemplación?

-Eso es lo que la tradición llama oración contemplativa, y lo
conocemos de Santa Teresa de Jesús, de San Juan de la Cruz, de
Francisco de Osuna… Hay un camino donde se enseña esa religión
mística. Todas las religiones conocen dos formas de oración, una
esotérica y otra exotérica. Las religiones, como el budismo,
cristianismo, judaísmo, hinduismo e islamismo, tiene sus sagradas
escrituras, sus dogmas, ritos, liturgias y esa forma de religiosidad
se reza de forma exotérica. «Exoteros», en griego, quiere decir «desde
fuera», y el rezo verbal o meditar sobre un texto serían la oración
exotérica. En esa forma lo que hago es activar mis potencias
psíquicas, como intuiciones, pensamiento…

-¿Y la oración esotérica?

-Todas las religiones también tienen una forma esotérica de oración.
El budismo ha desarrollado las formas del zen y del Vipassana; el
hinduismo ha desarrollado las diferentes formas del yoga; en el
islamismo conocemos el sufismo, y en el cristianismo tenemos la
mística, que también es la contemplación. «Esoteros» significa «desde
dentro» y en la forma de oración esotérica hago lo contrario: voy
sosegando toda actividad mental, intento sosegar las potencias
psíquicas, como memoria, voluntad y entendimiento, para que pueda
irrumpir lo que está detrás de ello.

-¿Por qué se perdió en el catolicismo la contemplación?

-La Iglesia católica dice que esa forma de oración contemplativa es
una oración privada y no le gusta. Quiere que todos tengan la misma
práctica que la Iglesia ha fijado. Todas la religiones teístas, como
el Cristianismo, el Islam y el Judaísmo, tienen problemas con lo que
es la mística.

-¿Miedo a que la persona entre en contacto directo con Dios?

-La institución de la Iglesia teme perder el control.

Carta abierta a los soles vagabundos

17 seconds of compassion
17 seconds of peace
17 seconds to remember love is the energy behind which all is created
17 seconds to forget all you hurt and pain
17 seconds of faith
17 seconds to trust you again
17 seconds of radiance
17 seconds to send a prayer up
17 seconds is all you rally need.

Adore. The Smashing Pumpkins


La urgencia en esta emergencia me hace vibrar y cantar un singular presente y de una manera especial (que es como me sale), ya que por el solo hecho de haber conocido (ya lo dije) en este juego inmenso tu mismísimo universo
que se manifiesta
en las pequeñas andadas por él
en la conjunción de los planetas
en torno al viejo sol de la palabra,
de los andares por La Pachamama,
de eternidades que cuentan y se cuelan con el brillo de tu aura
enhebradas con el fino y exquisito hilo de oro de la vida,
-digo-, no puedo dejar de pensar en ese estar que es tu presencia, tu ausencia, el sentir latir tu corazón a cuello de voz y que me llama a decir y cantar
por haber conocido ese universo,
en un día de tus días
con los decires.
Los no dichos,
los acogotados,
los maltratados y benditos decires...
De tu antena
captando el silencio dominando la montaña
que circula y nos toma por los pies
paseándonos por la creación, en no ordinaria realidad
y,
sigo diciendo
por haber conocido un día de tus días...

No podría dejar de pasar por alto este sublime, sagrado momento en que Uno se da a Luz; ya que de eso se trata; ¡no más! momento sin tiempo, siempre presente, siempre silencio, siempre esperando el ¡Fiat!
Comprometido con ese presente

Aún aprovechando la tecnología ¿por qué no? para poder de alguna u otra manera acariciar tu corazón si puede ser, si tu graciosa Eidós lo permite, ¿por qué no?

Nacer...
Aun a la distancia.
Todavía,
...estés donde estés
como estés,
cómo creas que estés,
que tus pulmones se tornen mil cielos
que tus campos se bañen de Sol
regados con exquisito rocío
y seas flor en primavera;
ya que, lento el tiempo se deshace al paso
¡Hasta que nos volvamos a ver, Siempre!
Y seas Luz.
Ya que a eso, para eso somos, estamos y andamos.

Te cuento: sincrónicamente me dan un CD de Los Smashing Pumpkins y algo me llamó, me atrapó y se metió en mi corazón; hablo de la poesía de la contratapa (que copio al comienzo de ésta, que pretende ser lo que es y que será lo que vaya a saber qué en tus manos, frente a tus ojos).
Y con esto me pregunto qué necesitarás, ya que los vientos traen anuncio (la noche los disfraza y confunde) que estás pasando por un momento no se de qué.
Pero aún así me basta saber que estas atravesando por un sendero que te reclama y requiere de tu atención especial y quisiera que sepas que desde donde estoy de alguna manera te acompaño solidario y solícito, abrazándote en mi corazón.
Si esto, que estás pasando es un in-con-veniente en vos espero que se torne conveniente en esa noche oscura del alma ¡Y se haga la luz y el Kaos se reordene!, y que esa llama caliente animando tu andar y marque un Norte a seguir para no perderse a donde quieras ir.

Por lo demás, el acto político-estético-ético permite amar y dejarse amar.
Mientras…

Sale el sol
oscuro afuera.
Amazon@s solares despiertan;
en danza configuran signos
transfiguración
desnud@s penetran en lo cotidiano del diario andar.

Aunque todavía es de noche en la noche de los días
sale el sol.

Revestid@s de luz, amor y poder
l@s guerrer@s despiertan
y su despertar transmuta realidades.

¡Mitakuye Oyasin!

El Profeta -1923-

Almustafá, el elegido y bienamado, el que era un amanecer en su propio día, había esperado doce años en la ciudad de Orfalese la vuelta del barco que debía devolverlo a su isla natal.
A los doce años, en el séptimo día de Yeleol, el mes de las cosechas, subió a la colina, más allá de los muros de la ciudad, y contempló él mar. Y vio su barco llegando con la bruma.
Se abrieron, entonces, de par en par las puertas de su corazón y su alegría voló sobre el océano. Cerró los ojos y oró en los silencios de su alma.
Sin embargo, al descender de la colina, cayó sobre él una profunda tristeza, y pensó así, en su corazón. ¿Cómo podría partir en paz y sin pena? No; no abandonaré esta ciudad sin una herida en el alma.
Largos fueron los días de dolor que pasé entre sus muros y largas fueron las noches de soledad y, ¿quién puede separarse sin pena de su soledad y su dolor?
Demasiados fragmentos de mi espíritu he esparcido por estas calles y son muchos los hijos de mi anhelo que marchan desnudos entre las colinas. No puedo abandonarlos sin aflicción y sin pena.
No es una túnica la que me quito hoy, sino mi propia piel, que desgarro con mis propias manos.
Y no es un pensamiento el que dejo, sino un corazón, endulzado por el hambre y la sed.
Pero, no puedo detenerme más.
El mar, que llama todas las cosas a su seno, me llama y debo embarcarme.
Porque el quedarse, aunque las horas ardan en la noche, es congelarse y cristalizarse y ser ceñido por un molde. Desearía llevar conmigo todo lo de aquí, pero, ¿cómo lo haré?
Una voz no puede llevarse la lengua y los labios que le dieron alas. Sola debe buscar el éter.
Y sola, sin su nido, volará el águila cruzando el sol. Entonces, cuando llegó al pie de la colina, miró al mar otra vez y vio a su barco acercándose al puerto y, sobre la proa, los marineros, los hombres de su propia tierra.
Y su alma los llamó, diciendo:
Hijos de mi anciana madre, jinetes de las mareas; ¡cuántas veces habéis surcado mis sueños! Y ahora llegáis en mi vigilia, que es mi sueño más profundo.
Estoy listo a partir y mis ansias, con las velas desplegadas,, esperan el viento.
Respiraré otra vez más este aire calmo, contemplaré otra vez tan sólo hacia atrás, amorosamente.
Y luego estaré con vosotros, marino entre marinos. Y tú, inmenso mar, madre sin sueño.
Tú que eres la paz y la libertad para el río y el arroyo. Permite un rodeo más a esta corriente, un murmullo más a esta cañada.
Y luego iré hacia ti, como gota sin límites a un océano sin límites.

Y, caminando, vio a lo lejos cómo hombres abandonaban sus campos y sus viñas y se encaminaban apresuradamente hacia las puertas de la ciudad.
Y oyó sus voces llamando su nombre y gritando de lugar a lugar, contándose el uno al otro de la llegada de su barco. Y se dijo a sí mismo:
¿Será el día de la partida el día del encuentro? ¿Y será mi crepúsculo, realmente, mi amanecer?
¿Y, qué daré a aquel que dejó su arado en la mitad del surco, o a aquel que ha detenido la rueda de su lagar?
¿Se convertirá mi corazón en un árbol cargado de frutos que yo recoja para entregárselos?
¿Fluirán mis deseos como una fuente para llenar sus copas?
¿Será un arpa bajo los dedos del Poderoso o una flauta a través de la cual pase su aliento?
Buscador de silencios soy ¿qué tesoros he hallado en ellos que pueda ofrecer confiadamente?
Si es este mi día de cosecha ¿en qué campos sembré la semilla y en qué estaciones, sin memoria?
Si esta es, en verdad, la hora en que levante mi lámpara, no es mi llama la que arderá en ella.
Oscura y vacía levantaré mi lámpara.
Y el guardián de la noche la llenará de aceite y la encenderá.
En palabras decía estas cosas. Pero mucho quedaba sin decir en su corazón. Porque él no podía expresar, su más profundo secreto.
Y, cuando entró en la ciudad, toda la gente vino a él, llamándolo a voces.
Y los viejos se adelantaron y dijeron:
No nos dejes.
Has sido un mediodía en nuestro crepúsculo y tu juventud nos ha dado motivos para soñar.
No eres un extraño entre nosotros; no eres un huésped, sino nuestro hijo bienamado.
Que no sufran aún nuestros ojos el hambre de su rostro.

Y los sacerdotes y las sacerdotisas le dijeron:
No dejes que las olas del mar nos separen ahora, ni que los años que has pasado aquí se conviertan en un recuerdo. Has caminado como un espíritu entre nosotros y tu sombra ha sido una luz sobre nuestros rostros.
Te hemos amado mucho. Nuestro amor no tuvo palabras y con velos ha estado cubierto.
Pero ahora clama en alta voz por ti y ante ti se descubre. Siempre ha sido verdad que él amor no conoce su hondura hasta la hora de la separación.
Y vinieron otros también a suplicarle. Pero él no les respondió. Inclinó la cabeza y aquellos que estaban a su lado vieron cómo las lágrimas caían sobre su pecho.
El y la gente se dirigieron, entonces, hacia la gran plaza ante el templo.

Y salió del santuario una mujer llamada Almitra. Era una profetisa.
Y él la miró con enorme ternura, porque fue la primera que lo buscó y creyó en él cuando tan sólo había estado un día en la ciudad.
Y ella lo saludó, diciendo:
Profeta de Dios, buscador de lo supremo; largamente has escudriñado las distancias buscando tu barco.
Y ahora tu barco ha llegado y debes irte.
Profundo es tu anhelo por la tierra de tus recuerdos y por el lugar de tus mayores deseos y nuestro amor no te atará, ni nuestras necesidades detendrán tu paso.
Pero sí te pedimos que antes de que nos dejes, nos hables y nos des tu verdad.
Y nosotros la daremos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos, y así no perecerá.
En tu soledad has velado durante nuestros días y en tu vigilia has sido el llanto y la risa de nuestro sueño. Descúbrenos ahora ante nosotros mismos y dinos todo lo que existe entre el nacimiento y la muerte, como te ha sido mostrado.
Y él respondió:
Pueblo de Orfalese ¿de qué puedo yo hablar sino de lo que aún ahora se agita en vuestras almas?

El Amor

Dijo Almitra: Háblanos del Amor.

Y él levantó la cabeza, miró a la gente y una quietud descendió sobre todos. Entonces, dijo con gran voz:
Cuando el amor os llame, seguidlo.
Y cuando su camino sea duro y difícil.
Y cuando sus alas os envuelvan, entregaos. Aunque la espada entre ellas escondida os hiriera.
Y cuando os hable, creed en él. Aunque su voz destroce nuestros sueños, tal cómo el viento norte devasta los jardines.

Porque, así como el amor os corona, así os crucifica.
Así como os acrece, así os poda.
Así como asciende a lo más alto y acaricia vuestras más tiernas ramas, que se estremecen bajo el sol, así descenderá hasta vuestras raíces y las sacudirá en un abrazo con la tierra.

Como trigo en gavillas él os une a vosotros mismos.
Os desgarra para desnudaros.
Os cierne, para libraros de vuestras coberturas.
Os pulveriza hasta volveros blancos.
Os amasa, hasta que estéis flexibles y dóciles.
Y os asigna luego a su fuego sagrado, para que podáis convertiros en sagrado pan para la fiesta sagrada de Dios.

Todo esto hará el amor en vosotros para que podáis conocer los secretos de vuestro corazón y convertiros, por ese conocimiento, en un fragmento del corazón de la Vida.

Pero si, en vuestro miedo, buscareis solamente la paz y el placer del amor, entonces, es mejor que cubráis vuestra desnudez y os alejéis de sus umbrales.
Hacia un mundo sin primaveras donde reiréis, pero no con toda vuestra risa, y lloraréis, pero no con todas vuestras lágrimas.
El amor no da nada más a sí mismo y no toma nada más que de sí mismo.
El amor no posee ni es poseído.
Porque el amor es suficiente para el amor.

Cuando améis no debéis decir: "Dios está en mi corazón", sino más bien: "Yo estoy en el corazón de Dios."
Y pensad que no podéis dirigir el curso del amor porque él si os encuentra dignos, dirigirá vuestro curso.

El amor no tiene otro deseo que el de realizarse.
Pero, si amáis y debe la necesidad tener deseos, que vuestros deseos sean éstos:
Fundirse y ser como un arroyo que canta su melodía a la noche.
Saber del dolor de la demasiada ternura.
Ser herido por nuestro propio conocimiento del amor. Y sangrar voluntaria y alegremente.
Despertarse al amanecer con un alado corazón y dar gracias por otro día de amor.
Descansar al mediodía y meditar el éxtasis de amar. Volver al hogar con gratitud en el atardecer.
Y dormir con una plegaria por el amado en el corazón y una canción de alabanza en los labios.

El Matrimonio

Entonces, Almitra habló otra vez: ¿Qué nos diréis sobre el Matrimonio, Maestro?

Y él respondió, diciendo:

Nacisteis juntos y juntos para siempre.
Estaréis juntos cuando las alas blancas de la muerte esparzan vuestros días.
Sí; estaréis juntos aun en la memoria silenciosa de Dios. Pero dejad que haya espacios en vuestra cercanía.
Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros. Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura.
Que sea, más bien, un mar movible entre las costas de vuestras almas.
Llenaos uno al otro vuestras copas, pero no bebáis de una sola copa.
Daos el uno al otro de vuestro pan, pero no comáis del mismo trozo.
Cantad y bailad juntos y estad alegres, pero que cada uno de vosotros sea independiente.
Las cuerdas de un laúd están solas, aunque tiemblen con la misma música.
Dad vuestro corazón, pero no para que vuestro compañero lo tenga.
Porque sólo la mano de la Vida puede contener los corazones.
Y estad juntos, pero no demasiado juntos. Porque los pilares del templo están aparte.
Y, ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble.

Los niños

Y una mujer que sostenía un niño contra su seno pidió: Háblanos de los niños.

Y él dijo:

Vuestros hijos no son hijos vuestros.
Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma. Vienen a través vuestro, pero no vienen de vosotros.
Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen.

Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas.
Porque sus almas habitan en la casa del mañana que vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños.
Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis el hacerlos como vosotros.
Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer. Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia delante.
El Arquero ve el blanco en la senda del infinito y os doblega con Su poder para que Su flecha vaya veloz y lejana. Dejad, alegremente, que la mano del Arquero os doblegue. Porque, así como El ama la flecha que vuela, así ama también el arco, que es estable.

El dar

Entonces, un hombre rico dijo: Háblanos del dar.

Y él contestó:

Dais muy poca cosa cuando dais de lo que poseéis.
Cuando dais algo de vosotros mismos es cuando realmente dais.
¿Qué son vuestras posesiones sino cosas que atesoráis por miedo a necesitarlas mañana?
Y mañana, ¿qué traerá el mañana al perro que, demasiado previsor, entierra huesos en la arena sin huellas mientras sigue a los peregrinos hacia la ciudad santa? ¿Y qué es el miedo a la necesidad sino la necesidad misma?
¿No es, en realidad, el miedo a la sed, cuando el manantial está lleno, la sed inextinguible?

Hay quienes dan poco de lo mucho que tienen y lo dan buscando el reconocimiento y su deseo oculto malogra sus regalos.
Y hay quienes tienen poco y lo dan todo.
Son éstos los creyentes en la vida y en la magnificencia de la vida y su cofre nunca está vacío.

Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio.
Y hay quiénes dan con dolor y ese dolor es su bautismo.
Y hay quienes dan y no saben del dolor de dar, ni buscan la alegría de dar, ni dan conscientes de la virtud de dar.
Dan como, en el hondo valle, da el mirto su fragancia al espacio.
A través de las manos de los que como esos son, Dios habla y, desde el fondo de sus ojos, El sonríe sobre la tierra.

Es bueno dar algo cuando ha sido pedido, pero es mejor dar sin demanda, comprendiendo.
Y, para la mano abierta, la búsqueda de aquel que recibirá es mayor goce que el dar mismo.
¿Y hay algo, acaso, que podáis guardar? Todo lo que tenéis será dado algún día.
Dad, pues, ahora que la estación de dar es vuestra y no de vuestros herederos.

Decís a menudo: "Daría, pero sólo al que lo mereciera." Los árboles en vuestro huerto no dicen así, ni lo dicen los rebaños en vuestra pradera.
Ellos dan para vivir, ya que guardar es perecer.
Todo aquel que merece recibir sus días y sus noches, merece, seguramente, de vosotros todo lo demás.
Y aquel que mereció beber el océano de la vida, merece llenar su copa en vuestro pequeño arroyo.
¿Y cuál será mérito mayor que el de aquel que da el valor y la confianza -no la caridad- del recibir?
¿Y quiénes sois vosotros para que los hombres os muestren su seno y os descubran su orgullo para que así veáis sus merecimientos desnudos y su orgullo sin confusión?
Mirad primero si vosotros mismos merecéis dar y ser un instrumento del dar.
Porque, a la verdad, es la vida la que da a la vida, mientras que vosotros, que os creéis dadores, no sois sino testigos.

Y vosotros, los que recibís -y todos vosotros sois de ellos- no asumáis el peso de la gratitud, si no queréis colocar un yugo sobre vosotros y sobre quien os da.
Elevaos, más bien, con el dador en su dar como en unas alas.
Porque exagerar vuestra deuda es dudar de su generosidad, que tiene el libre corazón de la tierra como madre y a Dios como padre.

El comer y el beber

Entonces, un viejo que tenía una posada dijo: Háblanos del comer y del beber.

Y él respondió:

Ojalá pudierais vivir de la fragancia de la tierra y, como planta del aire, ser alimentados por la luz.
Pero, ya que debéis matar para comer y robar al recién nacido la leche de su madre para apagar vuestra sed, haced de ello un acto de adoración.
Y haced que vuestra mesa sea un altar en el que lo puro y lo inocente, el buque y la pradera sean sacrificados a aquello que es más puro y aún inocente que el hombre.
Cuando matéis un animal, decidle en vuestro corazón: "El mismo poder que te sacrifica, me sacrifica también; yo seré también destruido.
La misma ley que te entrega en mis manos me entregará a mí en manos más poderosas.
Tu sangre y mi sangre no son otra cosa que la savia que alimenta el árbol del cielo."

Y, cuando mordáis una manzana, decidle en vuestro corazón:
"Tus semillas vivirán en mi cuerpo.
Y los botones de tu mañana florecerán en mi corazón. Y tu fragancia será mi aliento.
Y gozaremos juntos a través de todas las estaciones."
Y, en el otoño, cuando reunáis las uvas de vuestras vides para el lagar, decid en vuestro corazón:
"Yo soy también una vid y mi fruto será llevado al lagar. Y, como vino nuevo será guardado en vasos eternos."
Y, en el invierno, cuando sorbáis el vino, que haya en vuestro corazón un canto para cada copa.
Y que haya en ese canto un recuerdo para los días otoñales y para la vid y para el lagar.

El trabajo

Entonces, dijo el labrador: Háblanos del trabajo.

Y él respondió, diciendo:

Trabajáis para seguir el ritmo de la tierra y del alma de la tierra.

Porque estar ocioso es convertirse en un extraño en medio de las estaciones -y salirse de la procesión de la vida, que marcha en amistad y sumisión orgullosa hacia el infinito.

Cuando trabajáis, sois una flauta a través de cuyo corazón el murmullo de las horas se convierte en música.
¿Cuál de vosotros querrá ser una caña silenciosa y muda cuando todo canta al unísono?

Se os ha dicho siempre que el trabajo es una maldición y la labor una desgracia.
Pero yo os digo que, cuando trabajáis, realizáis una parte del más lejano sueño de la tierra, asignada a vosotros cuando ese sueño fue nacido.
Y, trabajando, estáis, en realidad, amando a la vida.
Y amarla, a través del trabajo, es estar muy cerca del más recóndito secreto de la vida.
Pero si, en vuestro dolor, llamáis al nacer una aflicción y al soportar la carne una maldición escrita en vuestra frente, yo os responderé que nada más que el sudor de vuestra frente lavará lo que está escrito.

Se os ha dicho también que la vida es oscuridad y, en vuestra fatiga, os hacéis eco de la voz del fatigado.
Y yo os digo que la vida es, en verdad, oscuridad cuando no hay un impulso.
Y todo impulso es ciego cuando no hay conocimiento. Y todo saber es vano cuando no hay trabajo.
Y todo trabajo es vacío cuando no hay amor.
Y cuando trabajáis con amor, os unís con vosotros mismos, y con los otros, y con Dios.
¿Y qué es trabajar con amor?
Es tejer la tela con hilos extraídos de vuestro corazón como si vuestro amado fuera a usar esa tela.
Es construir una casa con afecto, como si vuestro amado fuera a habitar en ella.
Es plantar semillas con ternura y cosechar con gozo, como si vuestro amado fuera a gozar del fruto.
Es infundir en todas las cosas que hacéis el -aliento de vuestro propio espíritu.
Y saber que todos los muertos benditos se hallan ante vosotros observando.

He oído a menudo decir, como si fuera en sueños: "El que trabaja en mármol y encuentra la forma de su propia alma en la piedra es más noble que el que labra la tierra."
"Aquel que se apodera del arco iris para colocarlo en una tela transformada en la imagen de un hombre es más que el que hace las sandalias para nuestros pies."
Pero, yo digo, no en sueños, sino en la vigilia del mediodía, que el viento no habla más dulcemente a los robles gigantes que a la menor de las hojas de la hierba.
Y solamente es grande el que cambia la voz del viento en una canción, hecha más dulce por-u propio amor.
El trabajo es el amor hecho visible.
Y si no podéis trabajar con amor, sino solamente con disgusto, es mejor que dejéis vuestra tarea y os sentéis a la puerta del templo y recibáis limosna de los que trabajan gozosamente.
Porque, si horneáis el pan con indiferencia estáis horneando un pan amargo que no calma más que a media el hambre del hombre.
Y si refunfuñáis al apretar las uvas, vuestro murmurar destila un veneno en el vino.
Y si cantáis, aunque fuera como los ángeles, y no amáis el cantar, estáis ensordeciendo los oídos de los hombres para las voces del día y las voces de la noche.

La Alegría y el Dolor

Entonces, dijo una mujer: Háblanos de la Alegría y del Dolor.

Y él respondió:

Vuestra alegría es vuestro dolor sin máscara.
Y la misma fuente de donde brota vuestra risa fue muchas veces llenada con vuestras lágrimas.
Y ¿cómo puede ser de otro modo?
Mientras más profundo cave el dolor en vuestro corazón, más alegría podréis contener.
¿No es la copa que guarda vuestro vino la misma copa que estuvo fundiéndose en el horno del alfarero?
¿Y' no es el laúd que apacigua vuestro espíritu la misma madera que fue tallada con cuchillos?
Cuando estéis contentos, mirad en el fondo de vuestro corazón y encontraréis que es solamente lo que os produjo dolor, lo que os da alegría.
Cuando estéis tristes, mirad de nuevo en vuestro corazón y veréis que estáis llorando, en verdad, por lo que fue vuestro deleite.

Algunos de vosotros decís: "La alegría es superior al dolor" y otros: "No, el dolor es más grande."
Pero yo os digo que son inseparables.
Vienen juntos y, cuando uno de ellos se sienta con vosotros a vuestra mesa, recordad que el otro está durmiendo en vuestro lecho.
En verdad, estáis suspensos, como fiel de balanza, entre vuestra alegría y vuestro dolor.
Sólo cuando vacíos estáis quietos y equilibrados.
Cuando el tesorero os levanta para pesar su oro y su plata, es necesario que vuestra alegría o vuestro dolor suban o bajen.

Las Casas

Un albañil, entonces, se adelantó y dijo: Háblanos de las Casas.

Y él respondió, diciendo:

Levantad con vuestra imaginación una enramada en el bosque antes que una casa dentro de las murallas de la ciudad.
Porque, así como tendréis huéspedes en vuestro crepúsculo, así el peregrino en vosotros tenderá siempre hacia la distancia y la soledad.
Vuestra casa es vuestro cuerpo grande.
Crece en el sol y duerme en la quietud de la noche, y sueña.
¿No es cierto que sueña? ¿Y que, al soñar, deja la ciudad por el bosque o la colina?

¡Cómo pudiera juntar vuestras casas en mi mano y, como un sembrador, esparcirlas por el bosque y la pradera!
Los valles serían vuestras calles y los senderos verdes las alamedas y os buscaríais el uno al otro a través de los viñedos, para volver con la fragancia de la tierra en las vestiduras.
Pero todo eso no puede ser aún.
En su miedo, vuestros antecesores os pusieron demasiado juntos. Y ese miedo durará aún un poco. Por un tiempo aún los muros de vuestra ciudad separarán vuestro corazón de vuestros campos.
Y, decidme, pueblo de Orfalese, ¿qué tenéis en esas casas? ¿Y qué guardáis con puertas y candados?
¿Tenéis paz, el quieto empuje que revela vuestro poder? ¿Tenéis remembranzas, los arcos lucientes que unen las cumbres del espíritu?
¿Tenéis belleza que guía el corazón desde las casas de madera y piedra hechas, hasta la montaña sagrada?
Decidme, ¿las tenéis en vuestras casas?
¿O tenéis solamente comodidad y el ansia de comodidad, esa cosa furtiva que entra a una casa como un huésped y luego se convierte en dueño y después en amo y señor?
¡Ay! y termina siendo un domador y, con látigo y garfio juega con vuestros mayores deseos.

Aunque sus manos sean sedosas, su corazón es férreo. Arrúa vuestro sueño solamente para colocarse al lado de vuestro lecho y escarnecer la dignidad del cuerpo.
Hace mofa de vuestros sentidos y los echa en el cardal como frágiles vasos.
En verdad os digo que el ansia de comodidad mata la pasión del alma y luego camina haciendo muecas y risas el funeral. Pero vosotros, criaturas del espacio, vosotros, inquietos en la quietud, no seréis atrapados o domados.
Vuestra casa no será un ancla, sino un mástil.
No será la cinta brillante que cubre una herida, sino el párpado que protege el ojo.
No plegaréis vuestras alas para poder pasar por sus puertas, ni agacharéis la cabeza para que no toque su techo, ni temeréis respirar por miedo a que sus paredes se rajen o derrumben.
No viviréis en tumbas hechas por los muertos para los vivos y, aunque magnificente y esplendorosa, vuestra casa no se adueñará de vuestro secreto, ni encerará vuestro anhelo.
Porque lo que en vosotros es ilimitado habita en la mansión del cielo, cuya puerta es la niebla de la mañana , y cuyas ventanas son las canciones y los silencios de la noche.

El Vestír

Y un tejedor dijo: Háblanos del vestir.

Y él respondió, diciendo:

Vuestra ropa esconde mucho de vuestra belleza y, sin embargo, no cubre lo que no es bello.
Y aunque buscáis en el vestir el sentiros libres en vuestra intimidad, podéis hallar en él un arnés y una cadena.
¡Cómo pudierais enfrentar al sol y al viento con más de vuestra piel y menos de vuestro ropaje!
Porque el aliento de la vida está en la luz del sol y 'la mano de la vida en el viento.
Algunos de vosotros decís: "Es el viento del norte el que ha tejido las ropas que usamos."
Y yo digo: ¡Ay! Fue el viento del norte.
Pero fue la vergüenza su telar y la debilidad de carácter dio sus hilos.
Y, cuando terminó su trabajo, rió en el bosque.

No os olvidéis que el pudor no es protección contra los ojos del impuro.
Y, cuando el impuro no exista más ¿qué será el pudor sino los grillos y la impureza de la mente?
Y no olvidéis que la tierra goza al sentir vuestros pies desnudos y los vientos anhelan jugar con vuestros cabellos.

El Comprar y el Vender

Y un mercader dijo: Háblanos del Comprar y el Vender.

Y él respondió:

La tierra os entrega sus frutos y vosotros no conoceréis necesidad si sabéis solamente cómo llenaros las manos.
Es en el intercambio de los dones de la tierra donde encontraréis abundancia y seréis satisfechos.
Pero, a menos que ese intercambio sea hecho con amor y bondadosa justicia, llevará a algunos a la codicia y a otros al hambre.
Cuando, en el mercado, vosotros, trabajadores del mar y los campos y los viñedos, encontréis a los tejedores y alfareros y vendedores de especies, invocad al espíritu guía de la tierra para que vaya en medio de vosotros y santifique las medidas y para que pese al valor de acuerdo con el valor.
Y no permitáis que el de las manos estériles, el que quiere venderos sus palabras al precio de vuestra labor, intervenga en vuestras transacciones.
A ese hombre deberéis decirle:
"Ven con nosotros a los campos o ve con nuestros hermanos a la mar y arroja tu red:
Que la tierra y el mar serán espléndidos para ti como lo son para nosotros."

Y, si vienen los cantores y los bailarines y los tañedores de caramillo, comprad de sus dones.
Porque ellos son también cosechadores de frutos e incienso y lo que ellos traen, aunque hecho de sueño, es ropaje y alimento para vuestro espíritu.
Y, antes de abandonar el mercado, ved que nadie se marche con las manos vacías.
Porque el espíritu señor de la tierra no dormirá en paz sobre los vientos hasta que las necesidades del 'ultimo de vosotros sean satisfechas.

El Crimen y el Castigo

Entonces, uno de los jueces de la ciudad se adelantó y dijo: Háblanos del Crimen y el Castigo.

Y él respondió, diciendo:

Es cuando vuestro espíritu va vagando en el viento.
Que vosotros, solos y sin guarda, cometéis una falta para con los demás y, por lo tanto, para con vosotros mismos.
Y, por tal falta cometida, debéis llamar a la puerta del bienaventurado y esperar por un momento.

Como el océano es vuestro dios personal.

No conoce los caminos del topo ni busca los agujeros de la serpiente.
Pero vuestro dios personal no habita sólo en vuestro ser;
mucho en vosotros es aún hombre, y mucho en vosotros no es hombre todavía, sino un pigmeo informe que camina dormido en la niebla, en busca de su propio despertar.
Y del hombre en vosotros quiero yo hablar ahora.
Porque es él y no vuestro dios personal ni el pigmeo en la niebla el que conoce el crimen y el castigo del crimen.
A menudo os he oído hablar de aquel que comete una falta como si no fuera uno de vosotros, sino un extraño y un intruso en vuestro mundo.
Pero yo os digo que, así como el santo y el justo no pueden elevarse más allá de lo más alto que existe en cada uno de vosotros.
Así„el débil y el malvado no pueden caer más bajo que lo más bajo que está también en vosotros.
Y, así como una sola hoja no se vuelve amarilla sino con el silencioso conocimiento del árbol todo.
Así, el que falta no puede hacerlo sin la voluntad oculta de todos vosotros.
Como una procesión marcháis juntos hacia vuestro dios personal.
Sois el camino y sois los caminantes.
Y, cuando uno de vosotros cae, cae para que los que le siguen no: tropiecen en la misma piedra.
¡Ay! Y cae por los que le precedieron, por aquellos que, siendo de paso más rápido y seguro, no removieron, sin embargo, la piedra del camino.

Y esto aún, aunque las palabras pesen duramente sobre vuestros corazones.
El asesinado no es irresponsable de su propia muerte. Y el robado no es libre de culpa al ser robado.
El justo no es inocente de los hechos del malvado.
Y el de las manos blancas no está limpio de lo que el Felón hace.
Sí; el reo es, muchas veces, la víctima del injuriado. Y, aún más a menudo, el condenado es el que lleva la carga del sin culpa.
No podéis separar el justo del injusto ni el bueno del malvado.
Porque ellos se hallan juntos ante la faz del sol, así como el hilo blanco y el negro están tejidos juntos.
Y, cuando el hilo negro se rompe, el tejedor debe examinar toda la tela y examinar también el telar.

Si alguno de vosotros trajera a juicio a la mujer infiel, haced que pesen también el corazón de su marido en la balanza y midan su alma con medidas.
Y haced que aquél que azotaría al ofensor mire en el espíritu del ofendido.
Y, si alguno de vosotros castigara en nombre de la justicia y descargara el hacha en el árbol malo, haced que mire las raíces.
Y encontrará, en verdad, las raíces de lo bueno y lo malo, lo fructífero y lo estéril juntos y entrelazados en el silente corazón de la tierra.
Y, vosotros, jueces, que debéis ser justos,
¿Qué juicio pronunciaríais sobre aquél que, aunque honesto en la carne, fuera un ladrón en espíritu?
¿Qué pena impondríais al que destruye la carne y es, él mismo destruido en el espíritu?
Y ¿cómo juzgaríais a aquel que es, en acción, un opresor y un falso
Pero que es, sin embargo, también agraviado y ultrajado?

¿Y cómo castigaríais a aquéllos cuyo remordimiento es ya mayor que su falta?
¿No es el remordimiento -la justicia administrada por la ley misma que desearíais servir?
Sin embargo, no podréis cargar al inocente de remordimiento, ni librar de él el corazón del culpable.
Vendrá el remordimiento espontáneamente en la noche para que los hombres se despierten y se contemplen a ellos mismos.

Y vosotros, que pretendéis entender de justicia, ¿cómo podréis hacerlo si no miráis todos los hechos en la plenitud de la luz?
Sólo así sabréis que el erecto y el caído no son sino un solo hombre, de pie en el crepúsculo, entre la noche de su yo pigmeo y el día de su dios personal.
Y que la coronación del templo no es más alta que la piedra más baja de sus cimientos.

Las Leyes

Dijo, entonces, un abogado. Pero, ¿qué nos decís de nuestras Leyes, maestro?

Y él respondió:

Os deleitáis dictando leyes.
Y, no obstante, gozáis más violándolas.
Como los niños que juegan a la orilla del océano y levantan, con constancia, torres de arena y, con risas, las destruyen luego.
Pero, mientras construís vuestras torres, el océano trae más arena a la playa.
Y, cuando las destruís, el océano ríe con vosotros. En verdad, el océano ríe siempre con el inocente.
Pero, ¿aquellos para quienes la vida no es un océano y las leyes de los hombres no son castillos de arena.
Sino para quienes la vida es una roca y la ley un cincel con el que la tallarían a su gusto?
¿Qué del lisiado que odia a los que danzan?
¿Qué del buey que ama su yugo y juzga al alce y al ciervo bosque como descarriados y vagabundos?
¿Y la vieja serpiente que no puede librarse de su piel y llama a todos los demás desnudos y desvergonzados?
¿Y de aquél que llegó temprano a la fiesta de bodas y, cuando está cansado y harto, se aleja diciendo que todas las fiestas son inmorales y los concurrentes violadores de la ley?
¿Qué diré de ellos sino que están también a la luz del sol, pero dando al sol la espalda?
Ven sólo sus sombras y sus sombras son sus leyes.
¿Y qué es el sol para ellos, sino algo que produce sombras? ¿Y qué es el reconocer las leyes, sino el encorvarse y rastrear sus sombras sobre la tierra?
Pero a vosotros, que camináis mirando al sol, ¿qué imágenes dibujadas en la tierra pueden conteneros?
Y si vosotros viajáis con el viento, ¿qué veleta dirigirá vuestro andar?
¿Qué ley humana os atará si rompéis vuestro yugo lejos de la puerta de las prisiones de los hombres?
¿Y quién es el que os llevará a juicio si desgarráis vuestro vestido, pero no lo dejáis en el camino?
Pueblo de Orfalese, podéis cubrir el tambor y podéis aflojar las cuerdas de la lira, pero ¿quién ordenará a la alondra del cielo que no cante?

La Libertad

Y un orador dijo: Háblanos de la Libertad.

Y él respondió:
A las puertas de la ciudad y a la lumbre de vuestro hogar yo os he visto postraros y adorar vuestra propia libertad.
Así como los esclavos se humillan ante un tirano y lo alaban aun cuando los mata.
¡Ay! En el jardín del templo y a la sombra de la ciudadela he visto a los más libres de vosotros usar su libertad como un yugo y un dogal.
Y mi corazón sangró en mi pecho: porque sólo podéis ser libres cuando el deseo de perseguir la libertad sea un arnés para vosotros y cuando dejéis de hablar de la libertad como una meta y una realización.
Seréis, en verdad, libres, no cuando vuestros días estén libres de cuidado ni vuestras noches de necesidad y pena. Sino, más bien, cuando esas cosas rodeen vuestra vida y, sin embargo, os elevéis sobre ellas desnudos y sin ataduras. Y, ¿cómo os elevaréis más allá de vuestros días y vuestras noches a menos que rompáis las cadenas que, en el amanecer de vuestro entendimiento, atasteis alrededor de vuestro mediodía?
En verdad, eso que llamáis libertad es la más fuerte de esas cadenas, a pesar de que sus eslabones brillen al sol y deslumbren vuestros ojos.

¿Y qué sino fragmentos de vuestro propio yo desecharéis para poder ser libres?
Si es una ley injusta la que deseáis abolir, esa ley fue escrita con vuestra propia mano sobre vuestra propia frente.
No podéis borrarla quemando vuestros Códigos ni lavando la frente de vuestros jueces, aunque vaciéis el mar sobre ella.
Y, si es un déspota el que queréis destronar, ved primero que su trono, erigido dentro de vosotros, sea destruido.
Porque, ¿cómo puede un tirano mandar a los libres y a los dignos sino a través de una tiranía en su propia libertad y una vergüenza en su propio orgullo?
Y si es una pena lo que queréis desechar, esa pena fue escogida por vosotros más que impuesta a vosotros.
Y si es un miedo el que queréis disipar, la sede de ese miedo está en vuestro corazón y no en la mano del ser temido. En verdad, todas las cosas se mueven en vosotros como luces y sombras apareadas.
Y, cuando la sombra se desvanece y no existe más, la luz que queda se convierte en sombra en otra luz.
Y, así, vuestra libertad, cuando pierde sus grillos, se convierte ella misma en el grillo de una libertad mayor.

La Razón y la Pasión

Y la sacerdotisa habló de nuevo: Háblanos de la Razón y la Pasión.

Y él respondió, diciendo:

Vuestra alma es, a veces, un campo de batalla sobre el que vuestra razón y vuestro juicio combaten contra vuestra pasión y vuestro apetito.
Desearía poder ser el pacificador de vuestra alma y cambiar la discordia y la rivalidad de vuestros elementos en 'unidad y melodía. Pero, ¿cómo lo haré a menos que vosotros mismos seáis también los pacificadores, no, los amigos, de todos vuestros elementos?
Vuestra razón y vuestra pasión son el timón y las velas de vuestra alma viajera.
Si vuestras velas o vuestro timón se rompieran, no podríais más que agitaros e ir a la deriva o permanecer inmóviles en medio del mar. Porque la razón, gobernando sola, es una fuerza limitadora y la pasión, desgobernada, es una llama que se quema hasta su propia destrucción.
Por, lo tanto, haced que vuestra alma exalte a vuestra razón a la altura de la pasión, para que cante.
Y dirigid vuestra pasión con el razonamiento, para que ella pueda vivir a través de su diaria resurrección y, como el ave fénix, se eleve de sus propias cenizas.

Desearía que consideraseis vuestro propio juicio y vuestro apetito como dos queridos huéspedes.
No honraríais, con seguridad, a uno más que al otro; porque quien es más atento con uno de ellos pierde el amor y la fe de ambos.

Entre las colinas, cuando os sentéis a la sombra fresca de los álamos, compartiendo la paz y la serenidad de los campos y praderas distantes, dejad que vuestro corazón diga en silencio: "Dios descansa en la razón."
Y, cuando llegue la tormenta y el viento poderoso sacuda el bosque y los truenos y relámpagos proclamen la majestad del cielo, dejad a vuestro corazón decir sobrecogido: "Dios se mueve en la pasión."
Y, ya que sois un soplo en la esfera de Dios y una hoja en el bosque de Dios, deberíais descansar en la razón y moveros en la pasión.

El Dolor

Y una mujer pidió: Háblanos del Dolor.

Y él dijo:

Vuestro dolor es la ruptura de la celda que encierra vuestra comprensión.
Así como la semilla de la fruta debe romperse para que su corazón se muestre al sol, así debéis vosotros conocer el dolor.
Y, si pudierais mantener vuestro corazón maravillado ante los diarios milagros de la vida, vuestro dolor no os pareciera menos prodigioso que vuestra alegría.
Y aceptaríais las estaciones de vuestro corazón así como habéis aceptado siempre las estaciones que pasan sobre vuestros campos.
Y esperaríais con serenidad a través de los inviernos de vuestra pena.

Mucho de vuestro dolor es elegido por vosotros mismos. Es la porción amarga con la que el médico que hay dentro de vosotros cura vuestro ser enfermo.
Por tanto, confiad en el médico, y bebed el remedio en silencio y tranquilidad;
Porque su mano, aunque dura y pesada, guiada está por la tierna mano del Invisible.
Y el vaso con que brinda, aunque queme vuestros labios, ha sido moldeado de la arcilla que el Alfarero ha humedecido con sus propias lágrimas sagradas.

El Conocimiento

Y un hombre dijo, entonces: Háblanos del Conocimiento propio.

Y él respondió:

Vuestros corazones saben, en silencio, los secretos de los días y las noches.
Pero vuestros oídos padecen por el sonido del conocimiento de vuestro corazón.
Querríais saber, en palabras, lo que siempre supisteis en pensamiento;
Querríais tocar con vuestras manos el cuerpo desnudo de vuestros sueños.
Y es bueno que lo hicierais.
El manantial escondido de vuestra alma necesita brotar y correr murmurando hacia el mar;
Y el tesoro de vuestros infinitos arcanos sería revelado a vuestros ojos.
Pero no pongáis balanzas para pesar vuestro tesoro desconocido.
Y no- registréis los arcanos de vuestro conocimiento con palos ni sondas.
Porque el yo es un mar inconmensurable.

No digáis: "He hallado la verdad" sino más bien. "He hallado una verdad".
No digáis: "He encontrado el alma caminando en mi senda."
Porque el alma camina sobre todas las sendas.

El alma no camina en línea recta, ni crece como un bambú.
El alma se despliega como un loto de innumerables pétalos.

El Enseñar

Dijo, entonces, un maestro: Háblanos del Enseñar.

Y él respondió;

Nadie puede revelarnos más de lo que reposa ya dormido a medias en el alba de nuestro conocimiento.
El maestro que camina a la sombra del templo, en medio de sus discípulos, no les da de su sabiduría, sino, más bien, de su fe-y de su afecto.
Si él es sabio de verdad, no os pedirá que entréis en la casa de su, sabiduría, sino que os guiará, más bien, hasta el umbral de vuestro propio espíritu.
El astrónomo puede hablaros de su comprensión del espacio, pero no puede daros ese conocimiento.
El músico puede cantaros el ritmo que existe en todo ámbito, pero no puede daros el oído que detiene el ritmo ni la voz que le hace eco. Y el que es versado en la ciencia de los números puede hablaros de las regiones del peso y la medida, pero no puede conduciros a ellas. Porque la visión de un hombre no, presta sus alas a- otro hombre.
Y, así como cada uno de vosotros se halla solo ante el conocimiento de Dios, así debe cada uno de vosotros estar solo en su comprensión de Dios y en su conocimiento de la tierra.

La Amistad

Un joven dijo: Háblanos de la Amistad.

Y él respondió:

Vuestro amigo es la respuesta a vuestras necesidades.
El es el campo que plantáis con amor y cosecháis con agradecimiento.
-Y él es vuestra mesa y vuestro hogar.
Porque vosotros, vais hacia él con vuestro hambre y lo buscáis con sed de paz.

Cuando vuestro amigo os hable francamente, no temáis vuestro propio "no", ni detengáis el "sí".
Y cuando él esté callado, que no cese vuestro corazón de oír su corazón;
Porque, sin palabras, en amistad, todos los pensamientos, todos los deseos, todas las esperanzas nacen y se comparten en espontánea alegría.
Cuando os separéis de un amigo, no sufráis;
Porque lo que más amáis en él se aclarará en su ausencia, como la montaña es más clara desde el llano para el montañés.

Y no permitáis más propósito en la amistad que el ahondamiento del espíritu.
Porque el amor que no busca más que la aclaración de su propio misterio, no es amor sino una red lanzada; y solamente lo inútil es cogido.
Y haced que lo mejor de vosotros sea para vuestro amigo. Si él ha de conocer el menguante de vuestra marea, que conozca también su creciente.
Porque ¿qué amigo es el que buscaréis para matar las horas?
Buscadlo siempre para vivir las horas.
Porque él está para llenar vuestra necesidad, no vuestro vacío.
Y en la dulzura de la amistad, dejad que haya risas y placeres compartidos.
Porque en el rocío de las cosas pequeñas el corazón encuentra su mañana y se refresca.

El Hablar

Y un erudito dijo: Dinos del Hablar.

Y él respondió:

Habláis cuando cesáis de estar en paz con vuestros pensamientos;
Y, cuando no podéis morar más en la soledad de vuestro corazón, vivís en vuestros labios y el sonido es una diversión y un pasatiempo.
Y en mucho de vuestro hablar el pensamiento es a medias asesinado,
Porque el pensamiento es un pájaro del espacio que, en una jaula de palabras, puede, en verdad, abrir las alas, pero no puede volar.
Algunos hay entre vosotros que buscan al hablador por miedo a estar solos.
El silencio de la soledad revela ante sus ojos su yo desnudo y desean escapar.
Y hay quienes hablan y, sin conocimiento ni premeditación, revelan una verdad que no comprenden ellos mismos.
Y hay quienes tienen la verdad, pero no la dicen en palabras.

Cuando encontréis a vuestro amigo a la vera del camino o en el mercado, dejad que el espíritu en vosotros mueva vuestros labios y dirija vuestra lengua.
Que la voz en vuestra voz hable al oído en su oído: Porque su alma guardará la verdad de vuestro corazón, como el sabor del vino es recordado.
Cuando el dolor se olvidó y el vaso ya no existe.

El Tiempo

Y un astrónomo dijo: Maestro, ¿y el Tiempo?

Y él respondió:

Mediríais el tiempo, lo inconmensurable.
Ajustaríais vuestra conducta y aun dirigiríais la ruta de vuestro espíritu de acuerdo con las horas y las estaciones. Del tiempo haríais una corriente a cuya orilla os sentaríais a observarla rodar.
Sin embargo, lo eterno en vosotros es consciente de la eternidad de la vida. .
Y saber que el ayer es sólo la memoria del hoy y el mañana es el ensueño del hoy.
Y que aquello que canta y medita en vosotros mora aún en los límites de aquel primer momento que esparció las estrellas en el espacio.
¿Quién de entre vosotros no siente que su capacidad de amar es ilimitada?
Y, a pesar de ello, ¿quién no siente ese mismo amor, aunque sin límites, rodeado en el centro de su ser y no moviéndose sino de un pensamiento de amor a otro pensamiento de amor, ni de un acto de amor a otro acto de amor? ¿Y no es el tiempo, como es el amor, indivisible y sin etapas?
Pero si, en vuestro pensamiento, debéis medir el tiempo en estaciones; que cada estación encierre todas las otras estaciones.
Y que el hoy abrace al pasado con remembranza y al futuro con ansia.

Lo Bueno y lo Malo

Y uno de los más viejos de la ciudad dijo: Háblanos de lo Bueno y de lo Malo.

Y él respondió:

Puedo hablar de lo bueno en vosotros, no de lo- malo. Porque, ¿qué es lo malo sino lo bueno torturado por su propia hambre y su propia sed?
En verdad, cuando lo bueno está hambriento, busca alimento aun en cavernas obscuras y, cuando está sediento, bebe hasta dé las aguas muertas.
Sois buenos cuando sois uno con vosotros mismos. Sin embargo; cuando no lo sois, no sois malos.
Porque una casa desunida no es un antro de ladrones; es sólo una casa desunida.
Y un barco sin timón puede vagar sin rumbo entre islotes peligrosos y no hundirse hasta el fondo.
Sois buenos cuando os esforzáis en dar de vosotros mismos. Sin embargo, no sois malos cuando buscáis ganar para vosotros.
Porque, cuando lucháis por obtener, no sois más que una raíz que se prende a la tierra y succiona su seno. Seguramente la fruta no puede decir a la raíz: "Sé como yo, madura y plena y dando siempre de tu abundancia." Porque para la fruta el dar es una necesidad, como el recibir es una necesidad para la raíz.

Sois buenos cuando estáis completamente despiertos en vuestro discurso.
Sin embargo, no sois malos cuando dormís mientras vuestra lengua titubea sin propósito.
Y hasta un vacilante hablar puede fortalecer una lengua débil.

Sois buenos cuando camináis hacia vuestra meta firmemente y con pasos audaces.
No sois, empero, malos cuando vais hacia ella cojeando. Aun aquellos que cojean no retroceden.
Pero vosotros que sois fuertes Y veloces, cuidaos de no cojear delante del lisiado, imaginando que eso es bondad.

Sois buenos en incontables modos y no sois malos cuando no sois buenos.
Sois solamente indolentes y haraganes.

Es una lástima que los ciervos no puedan enseñar velocidad a las tortugas.

En vuestro anhelo por vuestro yo gigante reposa vuestra grandeza y ese anhelo se encuentra en todos vosotros.
Pero en algunos de vosotros esa ansia es un torrente que corre con fuerza hacia el mar llevando los secretos de las colinas y las canciones de los bosques.

Y en otros es un hilo de agua que se pierde en ángulos y curvas y se consume antes de alcanzar la playa.
Pero, no dejemos que el que mucho anhela le diga al que anhela poco: "¿Por qué eres tan lento y te detienes tanto?" Porque el que es verdaderamente bueno no pregunta al desnudo "¿dónde están tus vestidos?" ni al desamparado " ¿qué ha ocurrido con tu casa?"

La Oración

Entonces, una sacerdotisa dijo: Háblanos de la Oración.

Y él respondió:

Oráis en vuestra pena y en vuestra necesidad; deberíais también hacerlo en la plenitud de vuestra alegría y en vuestros días de abundancia.
Porque ¿qué es la oración sino el expandirse de vuestro ser en el éter viviente?
Y si es para vuestra paz que volcáis vuestra oscuridad en el espacio, es también para vuestro deleite el derramar el amanecer de vuestro corazón.
Y, si no podéis sino llorar cuando vuestra alma os llama a la oración, ella os enjugará una vez y otra aún llorando hasta gire encontréis la risa.
Cuando oráis, os eleváis para hallar en lo alto a los que en ese mismo momento están orando y a quienes no encontraríais sino en la oración.
Por lo tanto, que vuestra visita a ese invisible templo no sea más que éxtasis y dulce comunión.
Porque, si entrarais al templo solamente a pedir, no recibiréis:
Y si entrarais aun a pedir por el bien de los otros, no seréis oídos.
Es suficiente que entréis en el templo invisible.

No puedo enseñaros cómo orar con palabras.
Dios no oye vuestras palabras sino cuando El Mismo las pronuncia a través de vuestros labios.
Y yo no puedo enseñaros la oración de los mares y los bosques y las montañas.
Pero vosotros, nacidos de las montañas, los bosques y los mares, podéis hallar su plegaria en vuestro corazón.
Y si solamente escucháis en la quietud de la noche, les oiréis diciendo, en silencio:
"Nuestro Señor, que eres nuestro ser alado, es Tu voluntad la que quiere en nosotros.
Es Tu deseo, en nosotros, el que desea.
Es Tu impulso el que, en nosotros, cambia nuestras noches, que son Tuyas, en días, que son Tuyos también.
No podemos pedirte nada porque Tú conoces nuestras necesidades antes de que nazcan en nuestro ser:
Tú eres nuestra necesidad y dándonos más de Ti, nos lo das todo."

El Placer

Entonces, un ermitaño, que visitaba la ciudad anualmente, se adelantó y dijo: Háblanos del Placer.

Y él respondió, diciendo:

El placer es una canción de libertad, pero no es libertad. Es el florecer de vuestros deseos, pero no su fruto.
Es una llamada de la profundidad a la altura pero no es lo profundo ni lo alto.
Es lo enjaulado que toma alas, pero no es el espacio confinado.
¡Ay! en verdad verdadera, el placer es una canción de libertad.
Y yo desearía que la cantarais con plenitud de corazón, pero no que perdierais el corazón en el canto.

Algunos jóvenes entre vosotros buscan el placer como si lo fuese todo y son juzgados por ello y censurados.
Yo no los juzgaría ni censuraría. Los dejaría buscarlo. Porque encontrarán el placer pero no lo encontrarán solo; Siete son sus hermanas y la peor de ellas es más hermosa que el placer.
¿No habéis oído del hombre que escarbaba la tierra buscando raíces y encontró un tesoro?
Y algunos mayores entre vosotros recuerdan los placeres con arrepentimiento, como faltas cometidas en embriaguez. Pero el arrepentimiento es el nublarse de la mente y no su castigo.
Deberían ellos recordar los placeres con gratitud, como lo harían de la cosecha de un verano.
Sin embargo, si los conforta el arrepentirse, dejad que se arrepientan.

Y algunos hay, entre vosotros, que no son ni jóvenes para buscar, ni viejos para recordar.
Y, en su miedo a buscar y recordar, huyen de todos los placeres para no olvidar el espíritu u ofenderlo.
Pero esa renuncia misma es su placer.
Y, así, ellos también encuentran un tesoro, escarbando con manos temblorosas para buscar raíces.

Pero, decidme, ¿quién es el que puede ofender al espíritu?
¿Ofende el ruiseñor la quietud de la noche o la luciérnaga ofende a las estrellas?
Y ¿molestan al viento vuestro fuego o vuestro humo? ¿Creéis que es el espíritu un estanque quieto que podéis enturbiar con un bastón?

A menudo, al negaros placer, no hacéis otra cosa que guardar el deseo en los recesos de vuestro ser.
¿Quién no sabe que lo que parece omitido, aguarda el mañana?
Aun vuestro cuerpo sabe de su herencia y su justa necesidad y no será engañado.
Y vuestro cuerpo es el arpa de vuestra alma.
Y sois vosotros los que podéis sacar de él dulce música o confusos sonidos.

Y ahora vosotros preguntáis en vuestro corazón: " ¿Cómo distinguiremos lo que es bueno de lo que no es bueno en el placer?"
Id a vuestros campos y a vuestros jardines y aprenderéis que el placer de la abeja es reunir miel de las flores.
Pero es también el placer de la flor el ceder su miel a la abeja.
Porque, parada abeja, una flor es fuente de vida.
Y, para la flor, una abeja es un mensajero de amor, Y para ambos, abejas y flor, el dar y el recibir placer son una, necesidad y un éxtasis.
Pueblo de Orfalese, sed en vuestros placeres como las abejas y las flores.

La Belleza

Y un poeta dijo: Háblanos de la Belleza.

Y él respondió:

¿Dónde buscaréis la belleza y cómo haréis para encontrarla a menos que ella misma sea vuestro camino y vuestro guía? ¿Y cómo hablaréis de ella, a menos que ella misma teja vuestro hablar?

El agraviado y el injuriado dicen: "La belleza es gentil y buena.
Camina entre nosotros como una madre joven, casi avergonzada de su propia gloria."
Y el apasionado dice: "No, la belleza es cosa de poder y temor,
Como una tempestad sacude la tierra bajo nuestros pies y el cielo sobre nosotros."
El cansado y rendido dice: "La belleza es hecha de blandos murmullos. Habló en nuestro espíritu.
Su voz se rinde a nuestros silencios como una débil luz que se estremece de miedo a las sombras."
Pero el inquieto dice: "La hemos oído dar voces entre las montañas.
Y, con sus voces, se oyó rodar de cascos y batir de alas y rugir de leones."
Durante la noche, los serenos de la ciudad dicen: "La belleza vendrá del este, con el alba."
Y, al mediodía, los trabajadores y los viajeros dicen: "La hemos visto inclinarse sobre la tierra desde las ventanas del atardecer."

En el invierno, dice el que se halla entre la nieve: "Vendrá con la primavera, saltando sobre las colinas."
Y, en el calor del verano, los cosechadores dicen: "La vimos danzando con las hojas de otoño y tenía un torbellino de nieve en su pelo."

Todas estas cosas habéis dicho de la belleza.
Pero, en verdad, hablasteis, no de ella, sino de vuestras necesidades insatisfechas.
Y la belleza no es una necesidad, sino un éxtasis.
No es una sedienta boca, ni una vacía mano extendida.
Sino, más bien, un corazón ardiente y un alma encantada:
No es la imagen que veis ni la canción que oís.
Sino, más bien, una imagen que veis cerrando los ojos y una canción que oís tapándoos los oídos.
No es la savia que corre debajo de la rugosa corteza, ni el ala prendida a una garra.
Sino, más bien, un jardín eternamente en flor y una bandada de ángeles en vuelo eternamente.

Pueblo de Orfalese, la belleza es la vida, cuando la vida descubre su sagrado rostro.
Pero vosotros sois la vida y vosotros sois el velo.
La belleza es la eternidad que se contempla a sí misma en un espejo.
Pero vosotros sois la eternidad y vosotros sois el espejo.

La Religión

Y un viejo sacerdote dijo: Háblanos de la Religión.

Y él respondió:

¿Acaso he hablado hoy de otra cosa?
¿No son todos los actos y todas las reflexiones, religión? ¿Y aún aquello que no es acto ni pensamiento, sino un milagro y una sorpresa brotando siempre en el alma, aun cuando las manos pican la piedra o atienden el telar?
¿Quién puede separar su fe de sus acciones o sus creencias de sus ocupaciones?
¿Quién puede desplegar sus horas ante sí mismo diciendo: "Esto para Dios y esto para mí; esto para mi alma y esto para mi cuerpo?"
Todas nuestras horas son alas que baten a través del espacio de persona a persona.
El que usa su moralidad como su más bella vestidura mejor estaría desnudo.
El sol y el viento no desgarrarían su piel.
Y aquél que define su conducta por medio de normas, apresará su pájaro cantor en una jaula.
El canto más libre no sale detrás de alambres ni barrotes.
Y aquél para quien la adoración es una ventana que puede abrirse pero también cerrarse, no ha visitado aún la mansión de su espíritu cuyas ventanas se extienden desde el alba hasta el alba.
Vuestra vida de todos los días es vuestro templo y vuestra religión.
Cada vez que en él entréis llevad con vosotros todo lo que tenéis.
Llevad el arado y la fragua, el martillo y el laúd.
Las cosas que habéis hecho por gusto o por necesidad. Porque en recuerdos, no podéis elevaros por encima de vuestras obras ni caer más bajo que vuestros fracasos.
Y llevad con vosotros a todos los hombres.
-Porque, en la adoración, no podéis volar más álto;ue sus esperanzas ni humillaros más bajo que su desesperación.

Y si llegáis a conocer a Dios, no os convirtáis en aclaradores de enigmas.
Mirad más bien alrededor de vosotros y lo veréis jugandp con vuestros hijos.
Y mirad hacia el espacio; lo veréis caminando en la nube, desplegando sus brazos en el, rayo. y descendiendo en la lluvia. Lo veréis sonriendo en las flores y elevándose luego para agitar sus manos en los árboles.

La Muerte

Almitra, entonces, habló, diciendo: Os preguntaríamos ahora sobre la Muerte.

Y él respondió:

Desearíais saber el secretó de la muerte.
¿Pero cómo lo encontraréis á menos de buscarlo en el corazón de la vida?
El mochuelo, cuyos ojos atados a la noche son ciegos en el día, no puede descubrir el misterio de la luz.
Si, en verdad, queréis contemplar el espíritu de la muerte, abrid de par en par vuestro corazón en el cuerpo de la vida. Porque la vida y la muerte son una, así como el río y el mar son uno también.
En el arcano de vuestras esperanzas , y deseos reposa vuestro conocimiento silencioso del más allá:
Y., como las semillas soñando bajo la nieve, vuestro corazón sueña con la primavera.

Confiad en los sueños, porque en ellos el camino a la eternidad está escondido.
Vuestro miedo a la muerte no es más que el temblor del pastor cuando está en pie ante el rey, cuya mano va a posarse sobre él como un honor.
¿No está, acaso, contento el pastor, bajo su miedo de llevar la marca del rey?
¿No lo hace eso, sin embargo, más conciente de su temblor?
Porque, ¿qué es morir sino erguirse desnudo?
Y, ¿qué es dejar de respirar, sino el liberar el aliento de sus inquietos vaivenes para que pueda elevarse y expandirse y, ya sin trabas, buscar a Dios?

Sólo cuando bebáis el río del silencio cantaréis de verdad. Y, cuando hayáis alcanzado la cima de la montaña es cuando comenzaréis a ascender.
Y, cuando la tierra reclame vuestros miembros, es cuando bailaréis de verdad.

La Partida

Y era ya la noche.
Y Almitra, la profetisa, dijo: Sea bendecido este día y este lugar y tu espíritu que ha hablado.
Y él respondió, ¿Fui yo el que habló? ¿No fui también uno de los que escucharon?
Descendió, entonces, las gradas del Templo y todo el pueblo lo siguió. Y él llegó a su barco y se irguió sobre el puente.
Y, mirando de nuevo a la gente, alzó la voz y dijo: Pueblo de Orfalese: el viento me obliga a dejaros. No tengo la prisa del viento, pero debo irme.
Nosotros, los trotamundos, buscando siempre el camino más solitario, no comenzamos un día donde hemos terminado otro y no hay aurora que nos encuentre donde nos dejó el atardecer.
Viajamos aún cuando la tierra duerme.
Somos las semillas de una planta tenaz y es en nuestra madurez y plenitud de corazón que somos dados al viento y esparcidos por doquier.
Breves fueran mis días entre vosotros y aún más breves las palabras que he dicho.
Pero, si mi voz se hace débil en vuestros oídos y mi amor se desvanece en vuestra memoria, entonces, volveré.
Y, con un corazón más rico y unos labios más dóciles al espíritu, hablaré.
Sí, he de, Volver con la marea.
Y, aunque la muerte me esconda y el gran silencio me envuelva, buscaré, sin embargo, nuevamente vuestra comprensión.
Y mi búsqueda no será en vano:
Si algo de lo que he dicho es verdad, esa verdad se revelará en una voz más clara y en palabras más cercanas a vuestros pensamientos.

Me oy con el viento, pueblo de Orfalese, pero no hacia la nada;"
Y, si este día no es la realización plena de vuestras necesidades y mi amor, que sea una promesa hasta que otro día llegue.
Las necesidades del hombre cambian, pero no su amor, ni su deseo de que este amor satisfaga sus necesidades.
Sabed, pues, que desde el silencio más grande, volveré.
La niebla que se aleja en el alba, dejando solamente el rocío sobre los campos, se eleva y se hace nube para caer después en lluvia.
Y yo no he sido diferente dula niebla.
En la, quietud de la noche he caminado por vuestras calles y mi espíritu entró en vuestras casas,
Y los latidos de vuestro corazón estuvieron en mi corazón y vuestro aliento se posó en mi cara y yo os conozco a todos. Y, a menudo, fui entre vosotros como un lago entre montañas:
Reflejé vuestras cumbres y vuestras laderas y aun el pasar de vuestros pensamientos y vuestros deseos, en manadas.
Y vino a mi silencio el reír de vuestros niños en torrentes y los anhelos de vuestra juventud en ríos.
Y, cuando llegaron a lo más profundo de mí ser, los torrentes y los ríos no cesaron de cantar.
Pero algo más dulce aún que las risas y más grande que los anhelos llegó a mí.
Fue lo ilimitado en vosotros;
El hombre inmenso del que sois apenas las células y los nervios;
Aquél en cuyo canto todo vuestro cantar no es más que un latido sordo.
Es en el hombre inmenso, en el que sois inmensos. Y es al mirarlo que yo os vi y os amé.
Porque, ¿qué distancias puede alcanzar el amor que no estén en esa esfera inmensurable?
¿Qué visiones, qué presunciones pueden superar ese vuelo?
Como un roble gigante, cubierto de flores de manzano, es el hombre inmenso en vosotros.
Su poder os ata a la tierra, su fragancia os eleva en el espacio y, en su durabilidad, sois inmortales.
Se os ha dicho que, como una cadena, sois tan fuertes como vuestro más débil eslabón.
Eso es sólo una verdad a medias. Sois también tan fuertes como vuestro eslabón más fuerte.
Mediros por vuestra más pequeña acción es como calcular el poder del océano por la fragilidad de su espuma.
Juzgaros por vuestras fallas es como culpar a las estaciones por su inconstancia.
¡Ay! Sois como un océano.
Y, aunque barcos pesados esperan la marea en vuestras playas, como el océano, no podéis apurar vuestras mareas.
Y, sois también como las estaciones.
Y, aunque en vuestro invierno neguéis vuestra primavera, La primavera, reposando en vosotros, sonríe en su ensoñación y no se ofende.
No penséis que yo os hablo así para que vosotros os digáis el uno al otro: "Nos alabó. No ha visto más que lo bueno que hay en nosotros."
Sólo os digo yo en palabras lo que vosotros mismos sabéis en pensamiento.
Vuestros pensamientos y mis palabras son ondas de una memoria sellada que guarda el registro de nuestros ayeres.
Y de los antiguos días, cuando la tierra no nos conoció ni se conoció ella misma.
Y de las noches cuando la tierra estuvo atormentada en confusión.
Sabios vinieron a vosotros a daros de su sabiduría. Yo he venido a tomar de vuestra sabiduría.
Y he aquí que he hallado lo que es más grande que la sabiduría misma.
Es un espíritu ardiente en vosotros que junta cada vez más de él mismo.
Mientras vosotros, ausentes de su expansión, lloráis el marchitarse de vuestros días.
Es la vida en busca de vida en los cuerpos que temen la tumba.
No hay tumbas aquí.
Estas montañas y llanuras son una cuna y un peldaño. Cada vez que paséis cerca del campo donde dejasteis a vuestros antecesores reposando, mirad bien y os veréis vosotros mismos y veréis a vuestros hijos danzando de la mano. En verdad, os divertís a menudo sin saberlo.
Otros han venido a quienes, por doradas promesas hechas a vuestra fe, habéis dado riquezas y poder y gloria.
Menos que una promesa os he dado yo y, sin embargo, habéis sido más generosos conmigo.
Me habéis dado la sed más profunda para mi vida futura. No hay seguramente para un hombre regalo más grande que aquél que hace de todos sus anhelos unos sedientos labios y de toda su vida una fontana fresca.
Y allí mi honor y mi premio:
Que, cada vez que voy a la fuente a beber, encuentro el agua viviente sedienta ella misma;
Y ella me bebe mientras yo la bebo.
Algunos de vosotros me habéis juzgado orgulloso y exageradamente esquivo para recibir regalos.
Soy, en verdad, demasiado orgulloso para recibir salario, pero no regalos.
Y aunque he comido bayas entre las colinas, cuando hubierais querido sentarme a vuestra mesa.
Y dormido en el pórtico del templo cuando me hubierais acogido gozosamente,
¿No fue acaso vuestro cuidado amante de mis días y mis noches el que hizo la comida dulce a mi boca y ciñó con visiones mi sueño?
Yo os bendigo aún más por esto: Vosotros dais mucho y no sabéis qué dais. Verdaderamente, la bondad que se mis a sí misma en un espejo se convierte en piedra.
Y una buena acción que se llama a ella misma con nombres tiernos se transforma en pariente de una maldición. Y algunos de vosotros me habéis llamado solitario y embriagado en mi propio aislamiento.
Y habéis dicho: "Se consulta con los árboles del bosque, pero no con los hombres.
Se sienta, solitario en las cumbres de los montes y mira nuestra ciudad a sus pies."
¿Cómo podría haberos visto sino desde una gran altura o de una gran distancia?
¿Cómo se puede estar cerca de verdad, a menos que se esté lejos?

Y otros, entre vosotros, me han llamado sin palabras, diciendo:
"Extranjero, extranjero, amante de cumbres inalcanzables, ¿por qué habitas entre las cimas, donde las águilas hacen sus nidos?
¿Por qué buscas lo inobtenible?
¿Qué tormentas quieres atrapar en tu red? ¿Y qué vaporosos pájaros cazas en el cielo? Ven y sé uno de nosotros.
Desciende y , calma tu hambre con nuestro pan y apaga tu sed con nuestro vino."
En la soledad de sus almas decían esas cosas.
Pero, si su soledad hubiera sido más profunda, hubieran sabido que lo que yo buscaba era el secreto de vuestra alegría y vuestro dolor.
Y que cazaba solamente lo más grande de vuestro ser, que camina por el cielo.
Pero el cazador fue también el cazado.
Porque muchas de mis flechas dejaron mi arco solamente para buscar mi propio pecho.
Y el que volaba se arrastró también;
Porque, cuando mis alas se extendían al sol, su sombra sobre la tierra fue una tortuga.
Y el creyente fue también el escéptico;
Porque yo he puesto a menudo mi dedo en mi propia herida para poder creer más en vosotros y conoceros mejor. Y es con esa fe y ese conocimiento que os digo:
No estáis encerrados en vuestro cuerpo, ni confinados a vuestras casas o campos.
Aquello que en vosotros habita sobre las montañas y pasea con el viento.
No es esa cosa que se arrastra bajo el sol buscando calor o excava agujeros en la oscuridad, buscando refugio.
Sino algo libre, un espíritu que envuelve la tierra y se mueve en el éter.
Si éstas son palabras vagas, no busquéis aclararlas.
Vago y nebuloso es el principio de todas las cosas, pero no su fin.
Y yo desearía que me recordarais como un comienzo.
La vida, y todo lo que vive, son concebidos en la bruma y no en el cristal.
¿Y quién sabe si el cristal no es la decadencia de la bruma?
Yo desearía que recordarais esto al recordarme:
Aquello que parece más débil y turbado en vosotros es lo más fuerte y lo más determinado.
¿No es vuestro aliento el que ha erigido y endurecido la estructura de vuestros huesos?
¿Y no es un sueño, que ninguno de vosotros recuerda haber soñado, el que edificó vuestra ciudad e hizo todo lo que en ella hay?
Si pudierais ver las mareas de ese aliento, dejaríais de ver todo lo demás.
Y, si pudierais oír el murmullo del sueño, no oiríais ningún otro sonido.
Pero no veis ni oís, y eso está bien.
El velo que nubla vuestros ojos será levantado por las manos que lo hilaron.
Y la arcilla que llena vuestros oídos será horadada por aquellos dedos que la amasaron.
Y veréis.
Y oiréis.
Y no deploraréis, entonces, el haber conocido la ceguera, ni sentiréis haber estado sordos.
Porque ese día conoceréis el propósito escondido de todas las cosas.
Y bendeciréis la oscuridad como bendecíais la luz.

Estas cosas dichas, miró a su alrededor y vio al piloto de su barco de pie ante el timón y mirando, ora a las henchidas velas, ora a la distancia.
Y dijo:

Paciente, más que paciente, es el capitán de mi barco.
El viento sopla y las velas están inquietas. Aún el timón solicita una ruta.
Y, sin embargo, tranquilamente, mi capitán espera mi silencio.
Y esos mis marineros, que han oído el coro del inmenso mar, tienen también que oírme pacientemente.
Pero no esperarán ahora ya.
Estoy presto.
La corriente ha llegado al mar y, una vez más, la gran madre aprieta a su hijo contra su pecho.
Adiós, pueblo de Orfalese.
Este día ha terminado.
Se está cerrando sobre nosotros como un nenúfar se cierra sobre su propio mañana.
Guardamos lo que aquí nos ha sido dado,
Y, si no es suficiente, nos reuniremos de nuevo y juntos tenderemos nuestras manos hacia el dador.
No olvidéis que yo volveré hacia vosotros.
Un momento, no más, y mi anhelo reunirá espuma y polvo para otro cuerpo.
Un momento, un momento de descanso en el viento, y otra mujer me llevará consigo.

Adiós a vosotros y a la juventud que he pasado con vosotros.
Fue ayer que nos encontramos en mi sueño.
Habéis cantado para mí en mi soledad, y yo, de vuestras ansias, he edificado una torre en el cielo.
Pero ahora nuestro sueño se ha ido y ya no es la aurora. El mediodía está sobre nosotros y nuestra somnolencia se ha cambiado en día pleno, y debemos separarnos.
Si, en el crepúsculo del recuerdo, nos encontráramos una vez más hablaremos juntos de nuevo y me cantaréis una canción más honda.
Y, si nuestras manos se unieran en otro sueño, levantaremos otra torre en el cielo.
Diciendo así, hizo una seña a los hombres de mar e, inmediatamente, ellos levaron anclas, soltaron las amarras y se movieron hacia el este.
Y un grito nació de la gente, como de un solo corazón y se elevó en el crepúsculo y se arrastró sobre el mar como un sonar de trompetas.
Sólo Almitra estaba silenciosa, siguiendo al barco con los ojos hasta que se desvaneció en la niebla.
Y, cuando toda la gente se dispersó, ella estaba todavía -sola sobre el muro que da al mar, recordando en su corazón lo que él dijera:

"Un momento, un momento de descanso en el viento, y otra mujer me llevará consigo."